~ Día Libre ~

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Al día siguiente en la portada de la prensa se apreciaba el rostro de Elizabeth y la reina con la noticia del momento.

¡La sucesora al trono de Inglaterra!

Para algunos fue agradable ya que conocían las buenas acciones de ella para con el pueblo, para algunos otros aún estaba aquella duda por su inexperiencia y juventud. Otros más odiaban esa idea.

Meliodas veía la portada de aquella noticia, mientras tomaba su desayuno junto a los demás guardias en la cocina, ya que la familia real desayunaba también en el comedor principal.

En el comedor se encontraba la reina junto a Elizabeth, Katerine y James, además de los padres de Elizabeth y los padres de James y Katerine.

A la reina le gustaba desayunar con toda su familia junta pero esa mañana era obvio que faltaban algunos integrantes.

-¿Louis, Harry y Elena no vendrán?-

Preguntó la aún máxima líder de la familia.

-Supongo que no madre.-

Contestó a secas el padre de Elizabeth.

Mientras que ella solo bajaba un poco la cabeza, no le había comentado a nadie el incómodo momento que le hicieron pasar la noche anterior.

Sin embargo su abuela conocía bien a todos sus nietos, notó esa incomodidad de Elizabeth, garraspeo un poco y le preguntó directamente a ella.

-¿Hay algo que deba saber Elizabeth?-

Elizabeth se sobresalto un poco sorprendida, dejó la taza de su café sobre su plato y se limpió la comisura de sus labios con la servilleta con delicadeza.

-Bueno, anoche paso un incómodo momento con ellos tres, supongo que fue el motivo por el cual no vinieron a desayunar hoy.-

La reina continuó comiendo y al terminar limpio sus labios y se puso de pie.

-Apenas termines de desayunar te esperaré en mi despacho, tenemos mucho de que hablar.-

Elizabeth asintió la orden de su abuela y ella caminó hacia la salida del gran comedor.

Le esperaba un día largo sin dudas, y no esperaba salir del palacio.

Terminó su desayuno, camino hasta su habitación y tomó una pequeña libreta de apuntes, salió de nuevo y comenzó a buscar a su rubio guardián.

Lo encontró rápido de pie cerca del comedor.

-¡Buenos días Joven Meliodas!-

Hablo fuerte para que él pueda escucharla.

Meliodas giro en dirección a ella, caminaba hacia él con delicadeza y firmeza, su airoso andar la hacia ver frágil y delicada, pero Elizabeth no era para nada frágil, había demostrado ante sus primos que podía defenderse sola, aunque luego después se aterrara de haber sido tan valiente frente a ellos. Esa mañana portaba un vestido rosa que llegaba antes de las rodillas, era el largo ideal para una princesa como ella, calzaba unas zapatillas blancas bajas, aretes blancos y su cabello estaba suelto bien peinado, no llevaba una gota de maquillaje ese día.

Para él ella se veía más hermosa sin maquillaje.

-Buenos días Princesa Elizabeth.-

Contestó apenas ella se acercó lo suficiente a él.

-Que bueno te encontré rápido.-

Respondió con una sonrisa.

-¿Que necesita princesa?-

~ Leal a ti ~Where stories live. Discover now