Camila dejó el vaso de agua en su pequeño tocador y de una manera serena tomó las manos de Lauren y la guio hasta el borde de su cama para que ambas pudieran sentarse.

Ya sentadas la castaña volteó para abrir el cajón del tocador que tenía cerca de su cama y sacar una pequeña pelota de goma que le entregó a Lauren en sus manos - Mira, estruja esta pequeña pelota, te hará sentir muy bien, si la destruyes con tu fuerza no importa, es la cuarta pelota que compro... ¡Ya sé, ya sé, puedes llamarme el Hulk de la ansiedad! – Dijo Camila mientras alardeaba de su fuerza desmedida en sus ataques de ansiedad. Estas palabras hicieron que Lauren se despejara un poco del sentimiento que la estaba atacando en ese momento, la pequeña pelota comenzaba a perder su forma ovalada en las manos de la ojiverde, que sin piedad estrujaba el pequeño artefacto una y otra vez, pasaron unos minutos para que Lauren volviera a controlar su respiración - ¿Todo bien? – Preguntó Camila cuando observó cómo Lauren se relajaba un poco más – Muchísimo mejor, gracias – Contestó Lauren después de inhalar y exhalar una bocanada de aire.

-Me alegro, ¡Rayos, debí ser psiquiatra! – Y ahí estaba, la primera risa de Lauren en la habitación de Camila después de su colapso de ansiedad, la castaña se sintió muy satisfecha consigo misma por hacer que la ojiverde se distrajera un poco - Sabes que lo eres, ¿verdad? Eres una especie de psicóloga que ayudas a interpretar los sentimientos de muchas personas a través de tu música – Dijo la ojiverde que miraba fijamente a la castaña que se encontraba sentada a lado de ella.

-En realidad, lo sé y se me hace sorprenderte que mucha gente se identifique con los sentimientos que un artista coloca en una canción, no sé, cómo compositora e intérprete te das cuenta que no eres el único ser humano que ha sentido decepción, dolor, alegría, amor o que se siente fuera de este planeta y piensa que no pertenece a ningún sitio, también te das cuenta que la gente ha vivido situaciones similares a la que tu plasmas en una canción y eso te hace sentir que no estás solo de cierta manera – Aseveró Camila ante la pregunta de Lauren – Siempre tan profunda e inteligente – Dijo la ojiverde con orgullo y un poco de sarcasmo, lo que hizo que Camila dibujara una sonrisa en su rostro – No más que tú, mira hasta dónde haz llegado y a dónde estás apunto de llegar, es increíble todo lo que has hecho a tu corta edad – Comentó Camila, la ojiverde embonó una pequeña sonrisa ante los halagos de la castaña – Les agradezco mucho que me hayan permitido quedarme con ustedes esta semana a pesar de todo, mira dónde nos tiene lo que hemos vivimos en apenas unos días, esto es irreal...¿No te sorprende que después de tanto aún no podamos parar de sentir esto? – Aseveró Lauren en el momento que acomodaba su postura en la cama para quedar justo enfrente a Camila – Lauren yo, rompí una de tus reglas, tocar el tema de nosotros cuando tú desde que llegaste fue lo único que me pediste que evitara, pero aquí estoy nuevamente siendo egoísta y pensando en lo que yo quiero y no en lo que tú quieres y eso Lauren, eso está mal, mira cómo te pusiste, caminaste horas bajo la ciudad, Dinah tuvo que ir a encontrarte y todo porque yo te presioné a contestarme algo de lo que posiblemente no tengas respuesta. Tu prioridad tiene que ser ese maldito concurso al cual viniste, vas a sorprender a todos los presentes y estoy segura de que van a rogar para que te quedes a realizar tus prácticas ahí e incluso a trabajar, no me cabe la menor duda de que serás la senadora más hermosa e inteligente de ese lugar – Lauren sonrió un poco ante las palabras de la castaña. De manera inconsciente Lauren tomó la nuca de Camila con su mano para realizar una pequeña caricia en su cabello aún húmedo debido a la ducha que se había dado, al sentir una pequeña cicatriz en la cabeza de Camila, la ojiverde paró su acción – ¡Oye tu cicatriz! ¡La que te hiciste cuando caíste de cabeza en el columpio! – Recordó Lauren algo divertida - ¡Sí, lo que me dejó ser astronauta en ese entonces! – Las chicas rieron al recordar ese momento en el que Camila perdió el equilibrio en el columpio y cayó de cabeza al suelo – Recuerdo que grité como loca al ver el hilo de sangre que salía por tu cabeza – Estaba un poco mareada por el golpe, pero gracias por salvarme la vida - ¡De nada! ¡Gracias por caerte y hacer que nuestra carrera de astronautas se esfumara porque nuestras madres creyeron peligroso que siguiéramos jugando a eso! – ¡De nada! –Las chicas rieron al recordar ese momento - ¿Te acuerdas de aquella frase que dijimos ese día? – Preguntó Lauren un tanto curiosa – Sí, la recuerdo – Dijo Camila un tanto avergonzada – "Quiéreme...- Comenzó Camila -...Y te llevaré hasta las estrellas" – Finalizó Lauren - Si recuerdas – Habló Camila con un sonrojo en sus mejillas – Un poco, sí – En ese momento las palabras se silenciaron para darle inicio al discurso de las miradas, ese que sin ningún sonido puedes leer e incluso escuchar perfectamente lo que la otra persona siente, y Camila quería convencerse que lo que leía en los ojos de Lauren era verdad, ese brillo tan intenso, el color esmeralda resaltando de manera indirecta le hablaban de un sentimiento que no había muerto, incluso sentía la necesidad de juntar los labios de Lauren con los suyos y hacer brotar cualquier sentimiento aún oculto, pero una pequeña inseguridad comenzó a surgir en ella ¿y si lo que veía sólo era parte de su imaginación? En ese momento Lauren notó cómo la mirada de anhelo y deseo por parte de Camila comenzaba a cambiar ¿qué la hacía dudar ahora? - ¿Todo bien? – Preguntó Lauren al momento de ver cómo la castaña bajaba la mirada – Sí, todo bien, sólo que...Recordé algo que debo darte – En ese momento Camila se levantó de la cama y se dirigió al escritorio donde abrió uno de los cajones de dónde sacó algo que parecía un rompecabezas fotográfico recién armado - ¿Me disculpas por romperla? – En ese momento Lauren divisó la foto de ellas dos juntas en el Jeep de su papá en Miami y se levantó para poder tomarla en sus manos – Ya la creía olvidada en algún basurero de Nueva York – Dijo la ojiverde quien se encontraba parada frente a Camila observando cómo fue que esta logró unir los pedazos de aquella foto – En la madrugada me levanté a buscar los pedazos en el cesto de la basura, no podía dejar que esta foto desapareciera de esta manera, además me vi muy mal recibiéndola y fingiendo que no me importaba cuando la rompía – Aseveró Camila un tanto apenada, Lauren observó cómo la castaña mantenía su mirada en el suelo como niña esperando un regaño por la travesura que había hecho, con su mano en la barbilla de Camila, la ojiverde levantó el rostro de la latina para que la mirara a los ojos – Me dolió verte romper la foto, no te voy a mentir, yo también pasé por alto el hecho de que esa foto la tomé de mi habitación la última vez que fui a Miami, la traje conmigo todo este tiempo en Chicago, incluso voló sin querer hasta Nueva York, así como has volado tu todo este tiempo en mi cielo. Camila, negarme a mí misma estos sentimientos que aún tengo por ti es estúpido, pero también exigirme que confíe de nuevo e intente algo en estos momentos es absurdo, espero que lo entiendas y que lo entienda yo también – Habló Lauren por fin - ¿Y por qué debes entenderlo tú también? – Preguntó Camila – Porque en este momento no puedo sacarme de la cabeza la sensación de querer besarte – No te voy a obligar hacerlo – No puedo hacerlo, no otra vez – Entonces voy a contar hasta tres para que salgas de esta habitación porque si no seré yo la que se lance a tus labios, uno...- La voz de Camila no podía despejar la necesidad que sentía Lauren de volver a besar los labios de aquella mujer que tenía enfrente – Dos... - Ni un paso atrás, Camila veía cómo Lauren aún seguía en el mismo lugar – Lauren, estoy a punto de llegar al tres... - Dijo Camila un poco ansiosa sin poder evitar mirar los labios carnosos de aquella mujer que después de cuatro años seguía haciéndola sentir que su corazón abandonaba su cuerpo a cada palpitación - ¿Y? ¿Qué esperas? – ¿Para llegar al tres? – No, para besarme.

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