Capítulo 1

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— Jeongguk, tú, cerdo — gruñó Taehyung, mientras se acercaba al grupo de personas que rodeaba al azabache. Se armó un silencio absoluto y la gente se separó en seguida, dejándole espacio al rubio. 

Jeongguk se encontraba cómodamente sentado en su banco favorito, el que se encontraba detrás del edificio de la preparatoria, bajo el enorme olmo. Sonreía burlonamente mientras observaba cómo el rubio se abría paso entre la gente, dando fuertes pisadas hasta que se colocó en frente de él, con los brazos cruzados y una muy notable expresión de enojo.

El azabache lo examinó de arriba a abajo, al parecer llevaba puesto el uniforme de los animadores. Vestía una camisa sin mangas de color blanca y roja con el logo de la escuela, una chaqueta negra holgada caía por sus hombros, dejando a la vista sus marcadas clavículas y hombros. La cabellera rubia la tenía recogida en una adorable y pequeña coleta, algo despeinada. Sus dos esbeltas piernas de suave color canela resaltaban a la vista desvergonzadamente, hasta la parte superior de sus carnosos muslos, los cuales estaban parcialmente tapados por una falda roja. 

 — ¿Dónde demonios están los pompones del equipo? Sé que los cogiste tú y tu pandilla de machitos bota-pelotas — habló el mayor — ¿Por qué mierda me estás mirando los muslos?

— Alguien se levantó de muy buen humor, por lo que veo — carraspeó Jeongguk, levantando la vista y actuando como si no lo hubieran pillado con las manos en la masa. Tae rodó los ojos, anticipando el apodo que el azabache usaría a continuación — ¿Así que machitos bota-pelotas, eh, angelito?

— Que no me llames así, imbécil

— Cierto, debería llamarte diablito por cómo respondes — respondió Kook, mostrando su arrogante sonrisa. El rubio lo miró con una mueca de asco. ¿Quién se creía?  No tenía tiempo ni ganas de seguir sus jueguitos hoy.

— Cierra el pico y responde. ¿Dónde cojones están los pompones?

— Mhmm, ¿Pompones? ¿Qué es eso? Suena como postre dulce.

— Para de tomarme el pelo, ugh. Hablo en serio.

— Vaya, el gatito saca sus garras — canturreó el pelinegro. Taehyung ignoró por completo su comentario. Suspiró y rogó internamente por paciencia, porque si rogaba por fuerza, le metería tremenda piña que le enterraría la cara en el subsuelo.

—Esta tarde tenemos práctica, los necesitamos.

— Sabes angelito, el sábado tenemos partido — respondió el azabache — Estaría bien que hoy nos dejaras el gimnasio a nosotros, al equipo con el talento verdadero.

— ¿Talento verdadero? No me hagas reír. carcajeó con ganas el rubio. Sintió cómo le hervía la sangre, con su equipo nadie se metía. — Te recuerdo que nosotros animamos el sábado también. Necesitamos la práctica de hoy, inútil.

— ¿En serio necesitan hacer prácticas solo para mover pompones? Qué humillante~ — se burló Jeon.

— No solo hacemos eso. No hables sin saber nada sobre la animación.

— Es tan gracioso cómo piensas que animar es un deporte.

— Es que lo es, subnormal — gruñó el rubio — Y es mucho mejor que tu querido baloncesto, o sea, un deporte que trata de correr tras una pelota, como si fueran perros. Patético.

Se escucharon varios murmullos y "uuuuhs" por el fondo. Taehyung sonrió, orgulloso.

— Ustedes solo agitan pompones y se pasean sacudiendo sus falditas  rió el pelinegro— no eres quién para hablar.

— Falditas que te pones a mirar todo el día, imaginándote a saber qué cosas, guarro. —  respondió Tae, con una mueca engreída. Jungkook hizo el amago de decir algo, pero guardó silencio durante unos instantes.

— Desde luego... qué malcriado eres, así no conseguirás nada, angelito, ¿lo sabes? 

Taehyung puso los ojos en blanco de mala gana al escuchar ese apodo por cuarta vez y se acercó más a él, con el ceño fruncido y una mueca que expresaba cansancio y rabia. Se le estaba acabando la paciencia, la poca que tenía. El azabache ni se inmutó, solo continuaba mirándole, con una pequeña sonrisa soberbia en sus labios.

La tensión inundaba poco a poco el ambiente. La gente de alrededor solo observaba en silencio a los dos jóvenes discutir. De nuevo. Estaban acostumbrados a verlos pelear cada día. Nadie sabía el porqué de la terrible rivalidad que ambos cargaban, y el odio que sentían el uno por el otro desde la secundaria.

Los motivos más convincentes que la gente del instituto proponía en respecto al odio de aquellos chicos eran numerosos: tal vez porque ellos dos eran los más populares de su curso, o porque ambos eran los ambiciosos capitanes de sus equipos... o debido a que Jeongguk siempre estaba burlándose de Tae y nunca lo tomaba en serio, o también porque se tenían fuertes ganas y ambos estaban frustrados sexualmente por el otro... o puede que hubieran tenido algo en el pasado... Nadie sabía el porqué.

Jeongguk aclaró su garganta y alzó la voz.

— Dime ¿Cómo se piden las cosas?

— Estoy cansado de tus jueguitos, Jeon — escupió Taehyung

Entonces el timbre sonó, dando fin a la hora de descanso.

El rubio dio un paso, acercándose más al azabache y agachó su cabeza, hasta encontrarse a pocos centímetros de su rostro. Jeongguk carraspeó, tratando de esconder su nerviosismo ante tal cercanía tan repentina con el rubio. Incluso pudo oler la dulce fragancia a colonia que este desprendía.

— Más te vale devolvernos los pompones a la salida de clase, Guk — le susurró el rubio en su oído. — O asumirás las consecuencias.

Se dio media vuelta y se alejó de allí, caminando con confianza y con la mirada del azabache clavada sobre su espalda. La gente de alrededor se quedó mirando a Jeongguk, murmurando entre ellos. Algunos con una pequeña sonrisa, como si hubieran acabado de ver su show de televisión favorito.

— ¿Y ustedes qué mierda miran? — les dijo Jeongguk, una vez que la figura del rubio desapareció de su vista, levantándose del banco y largándose, con una mueca de molestia.

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⏰ Last updated: Aug 01, 2021 ⏰

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¿Quieres guerra, Jeon? ❥ kookv (próximamente)Where stories live. Discover now