¡¿Por que producía esto en mi?!

¡Solo era sexo en su momento!

¡Maldita idiota que me envolvió en su juego al igual que su hija lo hizo con mi bebe!

¡Es de Jáuregui!

-¿Por que estás con el ceño fruncido princesita?.- Lauren estaba echada en el ancho del sofá con su cabeza sobre mis piernas mientras jugaba FIFA en el avión rumbo a la Isla privada.

Y yo tenía que aguantar esto.

-Porque me caes mal.- le digo sería.

-Pero eso no es novedad.- se rio la muy tonta.

-Ahora es más.

-¿Por que es más?.- seguía jugando.

-No te importa.

-Si me importa.

-No.

-Si.

-¡Dije que no!.- le exclamó.

-Dame una razón para que te caiga mal.- me dice poniéndole pausa al juego feo.

-Estoy aburrida y tú lo único qué haces es estar pegada a esa cosa, que no tiene ningún sentido.- señala.

-Es que me veo caliente en el juego.- dice haciendo un puchero.

-No, pareces un avatar.- le digo burlándome. -Y estoy aburrida, hasta los perros tienen más diversión.- le digo.

Ambos estaban jugando con un hueso que ambos juntos mordían al mismo tiempo.

-¿Quieres que traiga un hueso para que juguemos ambas?.- se rio bromeando.

-¡Que asco Lauren!.- protesto.

-¿Como sabes que es asqueroso si no lo has probado?.- le cuestiono.

-¿Tú lo has probado?.-

-No.- responde encogiéndose de hombros.

-Yo tampoco.- le digo y ella río.

-Entonces no sabes si es asqueroso o no.- analiza.

-Lo es, por algo es para perros y no para humanos.-

-Pero que sea para perros no significa que no te guste.- dice triunfante.

Que conversación más tonta.

-No es importante eso Lauren.- le digo.

-Tienes razón, pero estas aburrida.- se acomodo en el sofá sentándose a mi lado. -¿Sabes como es bueno pasar un vuelo?.- me pregunto con una sonrisa coqueta.

-¿Jugando FIFA?.- le digo con ironía.

-Tambien.- sus manos tomaron mi cintura para subirme sobre su cuerpo. -Estamos solas...- sus manos se fueron a mi trasero.

Que caliente se sentía.

-Lo estamos.- le digo acercándome más contra ella.

Atrapó mis labios al instante en un beso apasionado y húmedo, mordiendo y jugando con ellos como quería, odiaba no tener el control pero con Lauren eso no era tan malo cuando su boca era maravillosa en cualquier lugar donde la empleara en mi cuerpo. Me fascinaba y hacía que fuera al más alla sin ganas de volver. Sus manos apretaban mi trasero a su manera, amasando mis cachetes, su lengua ingresó a mi boca provocando mis suaves gemidos por la intensidad del beso. Más cuando había sido difícil estar sin follar con ella durante las dos noches en la casa de sus padres por algo que se llama respeto, más aún cuando la había necesitado tanto esos días ausente.

El Poder. CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora