007.

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Como todos los lunes por la mañana, Jungkook entró al gimnasio de la universidad. Llegando tarde como siempre, y más aún cuando se despertó con una terrible resaca, otra vez. Debería de plantearse mejor el de ir a fiestas todos los finde semana o pronto llegaría a colapsar.

—¡Kook! —su compañero Hoseok se acercó a saludarle como siempre frecuentaba hacer— Tienes suerte de nuevo, imagínate que ni el profesor a llegado.

El castaño suspiró, rodando sus ojos.

—Impresionante... y luego es uno el que llega tarde, ¿no?

Jung concordó con él y después le abandonó con la excusa de que debía estirar un poco.

Se dignó por sentarse en la gradería mientras sacaba su celular en un vago intento de distraerse. A su vez, recorrió con sus ojos todo el gimnasio, viendo cuáles compañeros suyos habían llegado. No muchos la verdad.

Entonces recordó que también compartía esa clase con Park Jimin.

Jimin.

Sinceramente, Jungkook nunca se imagino que ambos acabarían de aquella manera anoche. Sólo tenía algunas suposiciones al respecto, pero nada certero. Jamás se imaginó que acabaría follando con el chico tan pronto. Y esque no podía justificarlo cuando él fue quién empezó todo, simplemente el deseo ganó y su autocontrol (aquél que había mantenido por varias semanas) se fue literalmente a la mierda.

Y joder, no se arrepentía de nada. Había sido genial, aquél hermoso pelinegro le llevó momentáneamente al cielo con su cuerpo. Era realmente exquisito, un buen polvo el cuál podría recordar en el futuro.

Sin embargo, también existía otra parte de él que se sentía avergonzada. Ya que anoche en esos momentos se encontraba relativamente pasado de tragos, gran parte de sus acciones fueron influenciadas por el alcohol. Era un milagro que apenas recordase que se acostó con Park Jimin, pues recordaba el día anterior con imágenes borrosas, pero extremadamente su encuentro con el chico estaba claro cómo el agua.

El problema es, que Jimin no era una persona que conoció esa misma noche y la cuál probablemente no volvería a ver después. No. Estudiaban en la misma universidad, compartían una clase en la cuál tendrían que verse los rostros frecuentemente en los ensayos y hasta en peores casos, bailar juntos.

Gracias al cielo que ese tipo de proyectos se habían cambiado por solos individuales.

Intentó dejar de pensar en ello. Y que dejase de importarle pues al fin y al cabo en el fondo Park le seguía cayendo cómo el culo. El que hayasen follado anoche no cambiaba nada en su relación, sólo fue una acción del momento y ya está. Todo seguía igual.

O eso esperaba.

Las puertas del gimnasio fueron abiertas de nuevo, Jungkook miró de reojo por costumbre observando como el resto de alumnos ingresaban conversando y demás.

Incluyendo Jimin.

Se removió un poco y tragó saliva cuando le vió a lo lejos. Sintiendo un extraño estremecimiento cuando pasó al lado suyo, sin siquiera notar su presencia en el lugar. De seguro su cuerpo reaccionaba así al recordar los hechos de anoche, pronto se le pasaría.

Aunque no pudo explicar el porqué no le podía quitar la mirada de encima.

Jimin estaba a varios metros lejos de distancia suyo, vistiendo una gran abrigo de rayas blanco y negro que le llegaba hasta las rodilla a juego con un pequeño gorro rojo. Una vestimenta apropiada como adorable ante el clima frío de esa mañana.

Jungkook no podía creer lo tierno, pequeño e indefenso que se veía con aquellas prendas. Parecía un chico inocente e ignorante de la maldad del mundo exterior. El castaño hasta llegó a sentirse mal al pensar en que aquél lindo chico era el que se había follado anoche de una manera para nada inocente.

Rivalry ✧ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora