𝐒𝐇𝐀𝐔𝐍'𝐒 𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑| N. Meléndez

XV

—No lo creo...— negó la joven oprimiendo las manos contra su abdomen, el dolor iba disminuyendo—. Es poco probable. ¿Cuántas mujeres tienen sangrados durante el embarazo? ¿Una de cada...

—Una de cada cinco en Estados Unidos. 

—Lo siento, no estoy pensando claro— se disculpó llevándose las manos al rostro con desesperación—. Matt no es el tipo de padre que quisiera para un hijo, ¿sabes?

Con las manos aún sobre su rostro la castaña pensaba en lo mal que había resultado su relación con Matt Coyle y cómo la había tratado la última vez.

—Matt puede irse a la mierda— resopló el moreno, volviendo a colocarse junto a ella y retirando las manos de su rostro para que le mirara—. Yo te apoyaré en lo que decidas, hasta el final. Sea lo que sea.

—¿Se lo que sea?— Sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Tenía miedo por su vida, nunca se imaginó estando de esa manera — ¿Y si es algún síndrome, alguna enfermedad?

—Sea lo que sea, Nina. Hay personas que te quieren— un silencio se manifestó en todo el lugar. Neil sentía como si se le estuviera saliendo el corazón de la caja torácica—. Yo  t...

No era culpa de Shaun que Melendez no fuera capaz de decir las cosas rápidamente. Él primero había entrado a la habitación con los resultados de los análisis, haciendo que el moreno se levantara de la camilla. 

—No es bueno esto— dijo el castaño negando rotúndamente con la cabeza —. No es bueno que estés sangrando — insistió sin sostener la mirada en alguien, como solía hacerlo.

Nina frunció el entresejo con preocupación. Sabía reconocer cuando las cosas no estaban bien en su hermano; esta ocasión era una de esas. 

—¿No es bueno? Estoy la menstruación, hoy es mi segundo día— explicó adolorida, pero él seguía negando con la cabeza.

Sin comprender nada, Neil se acercó a tomar la tableta que el doctor Shaun tenía en manos con los resultados de los análisis de sangre.

—Necesitas ir con la especialista— habló el castaño, saliendo de allí en buscar un enfermero y una silla de ruedas.

—¿Debo preocuparme, verdad?—Preguntó ella con angustia.

Él no supo cómo responder, porque se trataba de un sí rotundo.

—Neil...

—Un poco, sí —. Alzó la mirada hasta sus ojos. Intentaba mantenerse sereno para no alarmarla más—No es normal que tengas sangrado abundante estando embarazada.

La doctora Murphy sintió una opresión en el pecho por tal noticia. No había cabida para pensar que eso era una probabilidad, ella y su expareja eran muy estrictos con el tema utilizar métodos anticonceptivos paraprevenir ETS y embarazo. 

A partir de allí, sintió como tódo pasaba a su alrededor sin ella realmente darse cuenta de lo que ocurría. Estaba en un estado de shock que terminó cuando observó en el monitor de ultrasonidos que, efectivamente, estaba embarazada.

Fue la especialista obstetra quien se encargó de realizar una ecografía. Le hizo varias preguntas sobre la duración usual de su menstruación, la última vez que tuvo relaciones sexuales, el método anticonceptivo que utilizaba, entre otros. Y es que Nina había creído que tenía un periodo menstrual normal y que los malestares que se debían a los efectos secundarios que el DIU proboca en su cuerpo.

Se sentía la peor médico del mundo. Era como decepcionarse de sí misma por no haber detectado a tiempo los síntomas de un embarazo de diecisiés semanas.