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LA JOVEN LO MIRÓ A LOS OJOS, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo así que llevó la vista a un lado. Aquel día parecía orillarla a aceptar un favor como ese, después de todo no podía darse el lujo de negarse. Estaba la opción de pedir un taxi privado, pero le resultaría más caro y no quería gastarse el dinero de la semana. Precisamente por ello se había comprando un auto, que aunque pequeño, le ayudaba a no gastar tanto dinero en pasajes y le facilitaba un poco más la vida.

-Si no le es mucha molestia -respondió, asintiendo levemente.

-Para nada -negó él, ofreciéndole uno de sus brazos para que se sujetara de él.

La joven le tomó y comenzó a caminar a su lado. Por un segundo le pareció cortés, pero inmediatamente recordó la actitud que tenía hacia a su hermano y todo lo que pensaba de él, así que se limitó a ello.

-Está mojándose -susurró ella, sonando más preocupada de lo que era su intención.

Melendez la cubría con el paraguas más a ella que a sí mismo.

-No pasa nada, tengo buen sistema inmune -comentó él con una pequeña sonrisa mientras la miraba de reojo.

Debía poner su vista en el camino. El piso estaba mojado, haciendo un escenario perfecto para una caída. Aquello hubiese sido realmente una tragedia.

Llegaron al auto. Melendez la acompañó hasta la puerta del copiloto haciendo lo posible para que la lluvia no cayera sobre ella. Tras cerrar su puerta, dio la vuelta a su auto y entró en él. La lluvia había comenzado a aumentar de intensidad, aunque no exageradamente.

-Sí, ya estamos aquí -exclamó, soltando un largo suspiro de alivio y quitándose el saco.

Abandonó su prenda mojada en la parte trasera del auto y volvió la vista al frente para colocarse el cinturón de seguridad.

Nina lo observaba sin decir una palabra. Tal vez estaba comportándose amable y había defendido el trabajo de su hermano horas atrás, pero seguía siendo un egocéntrico, arrogante, engreído y muy probablemente presumido. Las personas con ese tipo de comportamiento no cambian de la noche a la mañana y la doctora era muy consciente de eso.

-¿A dónde te llevo? -Preguntó él, prendiendo el estéreo.

-Riverside -respondió la castaña, colocándose el cinturón de seguridad. La luz que emanaba del estéreo y la poca que entraba desde el poste a través del parabrisas no le permitía verlo con claridad.

-Genial -expresó el hombre arrancando el auto-. Yo acabo de mudarme a Lakeport.

Nina se imaginó enseguida -sin equivocarse- el estilo de vida que debía llevar Melendez para habitar en un lugar como aquel (bueno, su auto ya lo decía todo). Lakeport se trataba de un condado en donde residían personas de clase media alta, que si bien no eran ricos, ante los que habitaban Riverside, su condado, sí lo parecían.

Él sentía un nerviosismo tal que impedía que sus labios articularan palabras, así que, antes de decir alguna tontería, prefirió poner play al reproductor musical para romper el hielo. I don't want to miss a thing de Aerosmith comenzó a sonar.

Ese estilo de música solía escuchar desde que estaba en la adolescencia. Algo en aquellas canciones le sujetaba a su pasado, cuando su hermana menor aún vivía en casa y cuando su padre aún no era un alcohólico. Después de eso, la música era lo único que le hacía sentirse en casa, antes de que su familia se destruyera por completo.

-¿Te gusta esa canción? -Preguntó sin quitar la vista del camino-. Puedo cambi...

-No la cambie, me gusta -lo detuvo cuando lo miró acercar la mano al reproductor-. Es bastante romántica, ¿no le parece?

𝐒𝐇𝐀𝐔𝐍'𝐒 𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑| N. MeléndezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora