Parte 31

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Taima

Escucho su respiración del otro lado de la línea mientras sostengo una batalla en mi interior. Cuando marqué su número estaba decidida a decirlo todo y ahora ya no se... escuchar su voz después de todos estos días a sido demasiado para mí, no pensé jamás estar en una situación como está. A veces quiero darme de cachetadas por haberme permitido llegar hasta este punto.

- Aló? -Repite otra vez.

Se que tengo que decir algo antes de que me cuelgue, pero por más que intento mi voz me traiciona y no me permite expresarme.

No se cuanto tiempo pasa, tal vez segundos, pero para mi son eternos hasta que vuelve a hablar.

-¿Eres tu verdad? -Dice.

Cierro los ojos con fuerza como si fuera una niña que ha sido atrapada en medio de una travesura. Me lamento.

Escucho como suspira y se que me va a colgar. Habla de una vez, maldita sea.

-No lo entiendo ¿Sabes? -Vuelve a hablar y yo abro los ojos de golpe. El continua. -Después de todo el tiempo que hemos compartido juntos, no sé, pensé que... teníamos algo. -Vuelve a suspirar. -Yo... no pensé que me darías la espalda supongo. -Suena tan derrotado.

-No lo hice. -Me sorprendo al escucharme.

Y creo que el también porque no dice nada después de un rato y para mi es la espera más larga de la historia.

Se ríe, pero es una risa triste. -Como veo las cosas no lo creo.

-Nunca quise hacerte daño. -Digo rápidamente.

-¿Y que pretendías? -Pregunta. ¿Qué pretendía?... no sé. Porque es la verdad, no sabia en ese momento, sentía que ambos saldrían mal de toda la situación y solo intentaba salvar algo, pero no le digo eso.

-Se que no es excusa, pero Liam iba a tener un problema enorme si el director se enteraba... -Me interrumpe para reírse y está vez no suena triste.

-Liam, claro, claro. Liam tu novio. -No se me pasa desapercibido que le pone bastante énfasis a la palabra novio.

-Esteban...

-No, entiendo. Solo querías protegerlo. Esta bien, era necesario hacerlo, al final el es la persona que te importa y yo solo fui un imbécil que se dejo llevar por una situación.

-No es así...

-Claro que sí. Siéntete bien que no tendrás ningún problema ahora, recuerda que me dijiste que no lo delatará y estoy cumpliendo mi palabra.

-Quiero que estemos bien Esteban. -Mi voz suena como un ruego.

-No puedo cumplir eso.

- ¿Por qué? Somo amigos. -Digo.

-Un amigo no le da la espalda a otro. -Su voz suena molesta.

-No lo estoy haciendo. Estoy aquí, hablando contigo. Porque me importas y...

- ¡Me expulsaron!

- ¿Qué...? -No termino de procesar lo que dice porque comienza a gritar.

- ¡Si! ¡Gracias a ti y tu lindo noviecito, al que tanto le quisiste salvar el trasero! ¡Espero que estén felices, ya que ahora podrán besuquearse cuando quieran!

Me quedo mirando a la nada pensando en sus palabras. -Esteban, pero... tiene que haber una forma.

- ¿Una forma? -Se ríe. -No seas ingenua, crees que el director permitiría que un alumno ataque a un profesor y no suceda nada.

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora