Día 11: Agua que no has de beber, déjala correr.

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–Vaya, esa podría ser la primera vez que te escucho suspirar con una expresión que da pena...– habló Zen, incluso miraba a Jumin con recelo.

–¿Qué haces aquí?

–Vine a entregarles una entrada especial a ustedes, si donan a la caridad luego de ver la actuación está bien. Eso va por su cuenta, pero quería darles esto personalmente a todos los de la R.F.A, es una lástima que no haya podido contactarme con V, pero el resto ya tiene sus entradas, sólo me faltaban tú y Jaehee, aunque no entiendo por qué me pidió una extra ¿será que querrá llevar a un familiar?

–Bien, se lo entregaré cuando la vea.

–¡Señor Han, espere! Oh, Zen. – saludó al muchacho apenas sus miradas se conectaron por unos segundos gracias a Jumin quien interpuso esas dos entradas entre las miradas de ambos –Ya la vi y se las entregué. Si me disculpan...– dijo Jumin y luego de acomodar su corbata, caminó de largo, ignorando los gritos de su asistente y los del mismo Zen. Irónicamente cuando quería estar solo, escuchó unos pasos aproximándose con prisa a su persona, cuando volteó su mirada se sorprendió de que fuera Zen el que lo buscara.

–Err... no me malinterpretes, sólo quiero saber si irás y Jaehee lucía preocupada así que vine.

–Estoy bien, sólo quiero dar un paseo. E... ¿importa mucho si voy? Creí que no te importaba.

–No es... bueno sí, pero me gustaría que vayas. No sé qué está pasando contigo, no entiendo lo que pasa por tu cabeza ni por qué haces todo... eso que pasó antes.

–¿Quieres hablar de eso? – los pasos de Jumin se detuvieron de forma instantánea sólo con el fin de poder observar esos ojos carmín. –No sé qué esperas oír, si la verdad o la mentira, de cualquier forma, sea lo que diga, lo tomarás mal y me juzgarás. Es lo que siempre haces.

–Eso no es cierto... es que, eres un patán y los patanes son... pues...

–¿Patanes? Gracias, trataré de tomarlo como un halago.

–Tu actitud frívola, tu forma calculadora de ser, tu obsesión con tu gato, tu forma de pensar y creer que todo se resuelve si tienes dinero, todo eso es lo que te hace ser un patán. Y al mismo tiempo es lo que te hace ser tú, no sé ni lo que estoy diciendo, maldición. – Zen frotó sus manos contra su rostro al verse frustrado por sus palabras.

–No hace falta que digas más. Si tanto te molesta, deja de pensar en ello y olvídalo, Zen. Sobre tu teatro o actuación, iré.

–¿En serio?

–Sí.

–Bueno. – el silencio entre ambos fue bastante incómodo y logró notarlo a tiempo Jumin, giró sobre sus talones y comenzó a caminar sin nada más por decir.

–O-oye espera... ¿Sucedió algo? Hoy estás increíblemente irritante, ni siquiera te inmutas en agradecerme. Viene hasta aquí para entregarte eso en persona, sé un poco más agradecido...

–Gracias.

–... N-no era lo que esperaba. ¿Sucedió algo? ¿Quieres... ugh... hab... habl... habla?

–¿Hablar? No, no luces como alguien que quiera escuchar lo que tenga que decir. Ya puedes irte, yo tomaré este camino, si me disculpas.

–Espera...– sujetó la muñeca de Jumin antes de que éste pudiese dar un paso más –Traje mi moto. Si pones esa cara de imbécil, te arrugarás más de lo que ya estás.

Yo no creo en el amor...Where stories live. Discover now