Día 11: Agua que no has de beber, déjala correr.

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Pese a las investigaciones que habían estado haciendo durante un día entero, Jumin no debía descuidar el trabajo y mucho menos al ser viernes, la oficina era una completa locura y podía escuchar todo el desastre que era allí afuera, cosa que comenzó a ponerlo de mal humor, el bullicio era algo que no podía tolerar, pero debido a su descuido de unos días en la oficina, debía aceptarlo. Obviamente, por su parte su trabajo ya estaba hecho, pero el retraso del papeleo era un problema para el resto de los empleados y eso incluía a su asistente quien, no dejaba de caminar de un lado a otro, podía verla pasar por su puerta como si estuviese intentando darle algún indicio de que las cosas no estaban tan bien como parecían y que no debía relajarse. Un suspiro pesado escapó de sus labios, incluso cerró los ojos, dejando caer su cuerpo hacia el respaldo del asiento. Por alguna razón, agradecía que fuera viernes, tendría el fin de semana libre ¿no es así? Sus ojos se abrieron cuando escuchó el sonido de la puerta, dirigió su mirada hacia su asistente y enarcó una ceja.

–Si no es nada de negocios, no me interesa escuchar.

–Lamento interrumpirlo, Señor Han. Pero el Señor CEO está aquí y requiere hablar con usted.

–Dije que si no es nada de negocios no quería escuchar. Dile que estamos muy ocupados ahora, no tengo tiempo para perde...– siquiera fue capaz de terminar de hablar cuando su ceño se frunció en su totalidad luego de ver al hombre adulto ingresar a su oficina, obviamente Jaehee no pudo hacer nada en contra ello, de hecho no estaba en la posición de hacerlo.

–Es triste que mi hijo no tenga tiempo para verme.

–Si no es de negocios, no estoy interesado en escuchar, padre.

–Lo entiendo, pero éste tema sí es de negocios. Entiendo lo frustrado que estás ahora, la anterior vez no fue la mejor manera de darte los detalles de la situación. Esta chica puede beneficiar enormemente a la empresa, de hecho, puedo asegurarte que el crecimiento será el doble.

–Yo puedo triplicarlo. – refutó Jumin.

–Lo siento, pero es mi negocio y de ahora en adelante se hará lo que yo diga. Te casarás con ella y no se diga más.

Jaehee, al no saber qué hacer lo único que optó por hacer fue llevar su mano hacia su boca, cubriendo ésta al mostrarse sorprendida por lo que escuchaba, por inercia sus ojos se desviaron hacia Jumin y notó el enojo en sus ojos.

–No voy a hablar más. Si vas a estar cegado por tus mujeres de esa manera, entonces no tienes el derecho de pisar esta oficina, incluso si tengo que sacarte a la fuerza... Yo no voy a casarme con ella, no me interesa tener una vida como la tuya, tener que depender de la compañía de una mujer para que mi trabajo sea perfecto. Menuda estupidez – se puso de pie rápidamente y caminó hacia la puerta –Asistente Kang, te encargo el resto. Llámame cuando mi padre se haya ido, y padre, no vuelvas hasta que vuelva tu juicio. – sin nada más por decir, Jumin se alejó de su oficina, pasando por todo el desastre que era la oficina, pese a que todos lo miraban fijamente, seguramente por haber escuchado la discusión que se había llevado a cabo en su oficina. Sus sentidos se desconectaron por completo y simplemente su cuerpo se movía ya por cuenta suya, su cabeza era un revoltijo y era inevitable sentirse ansioso por todo lo acontecido, el ascensor fue descendiendo lentamente hasta llegar a la planta baja del edificio. Con las manos refugiadas en sus bolsillos, salió del ascensor y sus pasos comenzaron a resonar en ese amplio espacio de la recepción, incluso los guardias y la recepcionista temblaron por el aura que emanaba Jumin, tal parecía que su rostro lo decía todo.

Apenas salió del edificio, sintió esa leve brisa en su rostro, levantó su mirada hacia el cielo despejado, suspirando con cansancio hasta que escuchó una voz que logró sacarlo de su ensimismo.

Yo no creo en el amor...Where stories live. Discover now