Final: Un nuevo comienzo

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Leed este capítulo con paciencia porque, aparte de ser el último, es muy largo

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Leed este capítulo con paciencia porque, aparte de ser el último, es muy largo.

A pesar de la advertencia que le dedicó el misterioso individuo tras la llamada a Gabriel Morrison, el detective no quiso creer una sola palabra. No tenía ninguna constancia de que Laura Jenkins hubiera asesinado a Daniel Bellamy, salvo algunas sospechas que tuvo al principio. Dado que jamás se encontró pruebas que la incriminaran, solo se quedó en especulaciones y disparates. Sin cuerpo, no había delito, y sin evidencias del crimen, tampoco.

No le era necesario centrarse en la psicóloga en aquel momento, cuando su principal objetivo era llegar hasta su hija. Quisieron distraerlo con la mujer y así ganar tiempo, pero Morrison no iba a perderlo interrogando a Laura. Era lo suficiente inteligente como para no caer en juegos de ese tipo.

Y, aunque le hubiera amenazado con ser un pésimo inspector y que no se saldría con la suya, lo que menos le importaba en aquel entonces era su cargo. Cuando una persona se ve acorralada y sin argumentos, no le queda otra que recurrir al insulto y a la amenaza. De este modo, Gabriel supo que el individuo no tuvo con qué defenderse al verse sometido en una situación complicada. No le iba a dejar escapatoria alguna por mucho que intentaran ponerlo en contra de la joven Victoria Massey y de Laura Jenkins.

—Será mejor que tú vayas a las dos penitenciarías del centro con un grupo de agentes y yo vaya a la de las afueras. Si están allí, avísame por radio e iré de inmediato —dijo Morrison hacia su compañero Frank.

—Avísanos también si esos bastardos se encuentran en tu punto. No vamos a perder a ningún hombre hoy —comentó Frank mirando el rostro de su amigo.

—Vamos a hacerlo bien. Serán detenidos.

La presencia inesperada de la psicóloga Jenkins atrajo las miradas de toda la comisaría. Su atractiva figura no pasó desapercibida para muchos.

Frank agachó la mirada, avergonzado al recordar cómo la juzgó por la desaparición de Maddie.

—Avisaré al cuerpo sobre la misión pendiente —habló Frank, dejando a solas a su amigo con ella—. Nos vemos.

—De acuerdo.

Jenkins miró de soslayo a Frank cuando pasó por su lado, con cierto rencor. Aunque esa expresión no le duró mucho después de dirigir la vista a Gabriel.

—¿Qué está haciendo en comisaría, señorita Jenkins? —preguntó él.

—Victoria Massey le ha dejado una nota bajo la puerta de casa —informó.

Ella le tendió la hoja para que la leyera.

«Nos dirigimos a la penitenciaría a las afueras de la ciudad. Tenemos sospechas de que se encuentran allí. Le aviso por si quiere unirse, aunque no creo que haga falta. Pero si quiere ascender a comisario (que es usted digno más que otros), entonces dejaré que haga su trabajo como buena ciudadana. No prometo no derramar sangre. Recuerde que se merecen más que una muerte.
                      
V. M».

Hasta que el infierno nos destruya © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora