Capítulo 34: Mentira

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Las manos de Maddie mostraron el nerviosismo que se estaba apoderando de su cuerpo

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Las manos de Maddie mostraron el nerviosismo que se estaba apoderando de su cuerpo. Su tembleque y los continuos suspiros que estaba soltando indicaron que la joven estaba al borde del llanto. Consideraba que los dichosos nervios le habían jugado una mala discreción y que por esa razón arrojó sin querer la tetera ocasionando aquel estruendo metálico y atrayente para el detective Frank.

La mirada fría de todos los presentes lograba que se acobardara y no pudiera articular palabra sin titubear. Huir en un momento como aquel no era el apropiado, por mucho que deseara correr como alma que llevaba el diablo, no sería lo más lógico. Tenía que defenderse, aclarar la situación antes de que los jóvenes sacaran sus propias conclusiones.

—¡Fue un accidente! —exclamó ella al borde del llanto—. No sabía que a mis espaldas había una tetera a punto de caerse. No quería que pasara esto. No tengo ningún motivo para involucrar a ninguno de vosotros en problemas. Yo... Yo solo había venido a ver a Elliot.

Lucas habló mostrando compasión por la morena.

—Tampoco seamos tan duros con ella. Dice que ha sido un accidente. Además, miradla, tiene miedo.

Victoria estudió el comportamiento de Maddie. La voz de la chica ya empezaba a entrecortarse ante el ahogo del llanto, la mirada la tenía enterrada en sí misma sin poder mirar a la cara a ninguno de los adolescentes. Mostraba arrepentimiento. En cierta parte, esa actitud le recordó a su amiga Melissa, tanto que pudo imaginarsela en la misma situación. Quizá fue aquello lo que hizo que sintiera aflicción por ella.

Sin embargo, guardó silencio. Lucas fue quien siguió alegando a su favor, sorprendiendo a los demás.

—Si hubiera sido Melissa la que estuviera en su situación, ninguno de vosotros seríais tan duros con ella. No creo que se merezca el trato que le estáis dando. Ella ya ha demostrado muchas veces que está de nuestra parte, se está sacrificando más que nadie mintiendo a un ser querido en su propia cara, nos da información necesaria para avanzar y nos proporciona confianza. Puede que seamos unos sádicos, pero también hay que reconocer las cosas como son. No hace falta que os recuerde que intentó retener a la chica que quizá pude ser Melissa, a pesar de las consecuencias.

La sensatez de Lucas en aquellas palabras lograron que los jóvenes se miraran con complicidad. Por supuesto que Maddie no merecía el trato ni el rechazo que le dedicaban.

—Vosotros sabéis más que nadie lo que se siente ser nuevo en un sitio que te rechazan —recordó a sus amigos.

—Tiene razón —murmuró Elliot.

—Nadie le quita la razón —comentó Caym—, pero cada acción trae su consecuencia. Por culpa de esto, es posible que Morrison venga a inspeccionar los apartamentos, si Frank informa de lo que ha visto. Tu padre tiene cierta obsesión conmigo —miró a Maddie.

—¿Estás seguro que tú no le das motivos para que se obsesione contigo? Piensa un poco —dijo de repente Maddie.

Los dos se miraron a los ojos. Caym sonrió con suficiencia. Le resultó gracioso que Maddie se enfrentara a él. Al menos fue valiente en hacerlo.

Hasta que el infierno nos destruya © #2Where stories live. Discover now