Capítulo 50

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El viernes inició bastante temprano. Nos reunimos en el auditorio designado, un aforo bastante pequeño pero no necesitábamos más, me encontraba con Sophia y con Noah conversando antes de que llegara la señorita Wallace para dar inicio al examen de mi ahora pelinegra amiga, ella por supuesto se encontraba demasiado nerviosa y la forma de demostrarlo era tronarse continuamente los dedos.

—Aquí viene.

—Tranquila, cualquier cosa mírame a mí. —Le decía Noah, tomándola por el hombro—. Haz lo tuyo, tú puedes.

Era hora de buscar un lugar y decidí sentarme a un lado de los padres de Sophia, tenía una muy buena vista para no perderme ni un solo detalle de aquel acontecimiento tan importante para una de mis mejores amigas. Ella está al frente muriendo de nervios y jugueteando una y otra vez con el collar que llevaba en el cuello; le acondicionaron una pequeña cocina para que pudiera demostrar lo que su tesis dice y en primera fila, ya estaban ocupados los lugares que se reservaron para los tres profesores a cargo de su evaluación: en medio la señorita Wallace con una filipina blanca, porque al ser su asesora no podía faltar, también está presente un representante por parte de la rectoría de la universidad y al otro lado el profesor de apoyo que en este caso era Noah vestido con la filipina naranja que había dejado en mi apartamento.

Sophia estaba más nerviosa que nunca, intentaba quitar arrugas imaginarias de su filipina azul y luchaba para no tartamudear. Después de un rato todo fluyó con naturalidad y al final todo salió muy bien. La señorita Wallace la felicitó después de su examen práctico y oral, lo mismo ocurrió con Noah y el representante de la rectoría. Sus padres se pusieron de pie y buscaron la manera de acercarse a su hija para celebrar con ella su triunfo.


[...]


Después de un par de fotos y abrazos por parte de su familia, llegó mi turno de felicitarla.

—¡Felicidades Sophie!

—¡Gracias, Elisse! Te juro que estaba muriendo allá arriba.

—Pero lo hiciste muy bien.

La abracé una vez más y entonces ella comienza a lamentarse.

—Perdón, Elisse.

—¿Por qué?

—Prometí usar el prendedor que me regalaste pero, lo busqué por toda la casa y no pude encontrarlo. Creo que lo perdí.

—Tranquila Sophia, seguramente con los nervios olvidaste en dónde lo dejaste.

La madre de Sophia detuvo nuestra pequeña conversación para capturar una foto de aquel momento.

—¿Irás a la fiesta de despedida? —Cuestiono.

—¿Crees que me la voy a perder? Obviamente estaré ahí.

Una fiesta de despedida, realmente suena deprimente. Odio las despedidas, y no tenía una sola idea de cómo sería la mía. Tal vez mis amigos se encargarían de darle un sentido no tan triste e intentaríamos pasarla bien, imaginando que existiría otro viernes de karaoke bar.


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De mí enamórate [1]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin