Capítulo 20

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—Elisse, lo que cocinaste merece estar en mi mesa para la cena. —Comenta Mike mientras conduce—. ¡Está buenísimo!

—Bueno, te daré las sobras de lo que dejaste. Ni siquiera pude probarlo.

—Te aseguro que quedó delicioso.

De repente el tema de conversación giró en torno a la comida y al recetario de mi libro, Becca preguntaba una y otra vez por consejos culinarios e incluso alardeaba acerca de tomar algún curso de cocina conmigo.

Cuando el tema de conversación se acabó, nos quedamos en silencio un par de minutos. Puse mi vista en la ventanilla y escuché durante un rato la conversación que Mike tenía con Becca acerca de un par de pinturas que había visto y que le parecieron impresionantes. Nick por su parte estaba escuchando música con sus auriculares, apartándose de nosotros.

—¿Y conoces al artista detrás de esas pinturas?

—En si sólo conozco la página de Facebook que sube las fotos. Pero quisiera comprar uno para decorar mi habitación.

Me acurruqué en el hombro de Nicholas y él respondió acariciando mi rostro. Decidí quitarle un auricular, él estaba escuchando algo de The Ramones.

—¡Hey!

—Yo necesitaba perderme un poco en el mundo de la música también. —Le digo—. Desde hace un rato que me perdí de la conversación de ese par.

Nick cambia la canción y toma mi mano.

—Te ves linda hoy, ¿qué te hiciste?

—Fue Becca quien lo hizo. ¿Te parezco linda?

—Sí, de vez en cuando te hace bien arreglarte un poco. O sea, eres linda naturalmente pero hoy te ves... diferente.

—¿Diferente?

—Estás haciendo demasiadas preguntas, Elisse.

Decidí cambiar el tema de conversación así como la canción que estábamos escuchando, provocando que Nicholas me volteara a ver con seriedad, odiaba cuando hacía eso.


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Llegamos a la pista de hielo, teníamos suerte de que hoy no estuviera tan llena de gente como de costumbre, supongo que eso se debía a que gran parte de las personas habían preferido quedarse en casa para ver el partido de los Dodgers. Así que lo primero que hicimos antes de emprender nuestra aventura en el hielo fue pedir los patines y después buscamos una mesa para sentarnos y así poder cambiarnos los zapatos.

Desde mi lugar, mientras terminaba de ponerme los patines, pude percatarme de que en la pista de hielo siempre está llena de cuatro tipos de personas:

-Parejas que se divertían en una cita y que creían que patinar de la mano es una de las cosas más románticas del mundo.

-Instructores para personas como yo que no saben patinar en hielo.

De mí enamórate [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora