Enfermería

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Respirar la paz en el Gremio no era usual, por lo que el Mago de Hielo pensaba disfrutar su desayuno sumergido en esa calma silenciosa. Una sonrisa leve se dibujaba en sus labios al ser consciente del motivo de tanta armonía: el Dragon Slayer de Fuego y la Maga de Espíritus salieron juntos de misión.

Últimamente sus compañeros pasaban mucho más tiempo juntos y buscaban excusas para estar solos, Gray se tentaba de burlarse de ellos, pero no quería arruinar las cosas para Lucy distrayendo a Natsu con peleas absurdas. Quizás si los dejaba en paz el idiota come-llamas podría descubrir sus propios sentimientos y dejar de actuar como un niño...

Pero su mañana no seguiría con la misma tranquilidad para el mago, las puertas del lugar se abrieron y él se tensionó al reconocer las voces de los recién llegados. Su desayuno formando una bola pesada en la boca de su estómago le hizo perder el apetito...

— ¡Gajeel-kun deja de regañar a Juvia! — Se escuchó que la Maga de Agua se quejaba mientras entraba al gremio con su compañero, ambos mirándose claramente molestos.

— Es que eres desesperarte — Respondió el Dragon Slayer de Hierro alzando la voz por sobre el bullicio de Fairy Tail.

— Tú también y Juvia no te anda gritando todo el tiempo por ello. — Dando por terminada la discusión la chica de cabellos azulados se dirigió al tablero de misiones.

— ¡Oye! — Gritó su amigo y la siguió todavía molesto. — No me ignores y además... ¡No pensarás ir a otro trabajo! ¿Estás loca? — Siguió, con el mismo tono. Ella no le respondió y continuó su búsqueda entre las ofertas de trabajo.

Gray observaba la interacción desde la barra. La relación de los ex-Phantom Lord siempre era un espectáculo digno de ver, el chico se mostraba exasperado por las actitudes de su compañera y ella solía ignorarlo por completo, sin embargo entre ellos había un lenguaje único y silencioso que hablaba de un vínculo inquebrantable. El Mago de Hielo trataba de lucir indiferente ante la escena, como desde hacía un año venía aparentando, pero Juvia se veía demasiado adorable con sus mejillas infladas y esa expresión de terquedad en sus ojos, solo Gajeel podía sacar de ella esa reacción particular y lograr exasperar a la normalmente calma Maga de Agua.

— Vaya, Juvia está buscando otro trabajo. — Dirigió su atención a Mirajane quien, preocupada, fijaba su vista en los recién llegados — No debería esforzarse tanto, puede hacerle daño.

— Suena como si la estuvieras subestimando. — Respondió él sin pensarlo — Ella sabe lo que hace

La barman lo miró sorprendida y luego le sonrió con simpatía. Gray agradeció que no comentara nada de sus palabras. Una tristeza sutil nubló sus facciones al comprender que ni ella ni nadie esperaban algo de la pareja hielo-agua que alguna vez fuera fuente de varios chismoseos. Todos sabían que la relación entre él y Juvia era un caso perdido.

Una mano pesada golpeó violentamente la barra a su lado, sacándolo de sus pensamientos. Sobresaltado el Mago de Hielo levantó la cabeza para encontrar la fiera mirada del Dragon Slayer de Hierro.

— Escúchame, pedazo de imbécil, — Su voz sonaba como un gruñido gutural peligroso y amenazante. Gray no le temía, pero cualquier otro podría haber mojado sus pantalones — Si te atreves a mirarla otra vez yo mismo te arrancaré los ojos.

No era la primera vez que lo amenazaba, Gajeel tenía ganas de darle una paliza hacía tiempo y él pensaba que las cosas serían más fáciles si lo hiciera de una vez. Le sostuvo la mirada desafiante, esperando que ese fuese el día que el chico de larga melena negra descargara su ira contra él, mas no sucedió. El fiero mago se sentó en la mesa donde lo esperaban Levy y Panther Lily, la compañía de la Maga de Escritura amainaba la furia del Dragon Slayer rápidamente.

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