—Perfecta, ¿dónde desayunamos?

—Podríamos almorzar. Casi es horario —sugiero mirando a Liam. Él asiente. Aggie asiente y nos quedamos en silencio.

Y ahora este es el espectáculo más incomodo del universo.

—Vamos a Roll Over, por los viejos tiempos —dice Aggie—. ¿Sigue estando de moda?

—Como siempre —respondo—. Tengo el auto afuera, andando.

Me desprendo de la mano de Liam y apresuro mi caminar para dejarlos atrás. El botones me abre la puerta muy amablemente a lo que le agradezco. Una vez afuera, tomo una profunda bocanada de aire. Mi auto, al cual pasé a buscar luego del partido, sigue estacionado afuera. Mhm, debería dejar de llamarlo "mi auto", es en realidad de mamá. La cual me dejó sorprendida cuando no hizo ningún comentario cuando le dije que pasaría la noche en casa de Liam.

Abro la puerta del auto y espero a que Liam y Aggie lleguen. Cuando lo hacen, la rubia pasea su vista por el interior con curiosidad.

—¿No tenías un Aston Martin?

—No, era de Zack.

—Ah, Zack. Claro. ¿Sigue siendo un imbécil?

Carraspeo porque la pregunta logra revolverme el estómago con incomodidad. Normalmente, si esa pregunta viniera de Key, no me pondría así. Sería más fácil responderla que decir cuanto es uno más uno. Pero es Aggie, hemos tanto tiempo distanciadas que no me suena como una pregunta monótona. Se siente como si no fuese una pregunta que le importa más, se alejó de mi vida hace demasiado que si bien es difícil de explicar, no se siente correcto.

—Eh, sí —contesto. Zack sigue siendo en partecita un imbécil, porque se olvida de comprar mis cereales favoritos a propósito e intenta frustrarme la vida al poner la música a todo lo que da cuando tengo que estudiar. En ese sentido, siempre será un imbécil. Pero ha cambiado y explicar todas las cosas buenas que esta haciendo ahora es largo y seguramente Aggie no lo entendería porque ella tuvo que lidiar conmigo llorando y enfadandome por Zack cuando apenas llegué a Miami.

Liam a mi lado, por la forma en la que se remueve en su asiento y cheque constantemente la hora de camino a Roll Over, me hace pensar que se está arrepintiendo de haber traído a Aggie también.

—¿Qué tal la universidad? —le pregunto a la rubia luego de repasar mentalmente la lista de temas sobre los cuales no debo hablarle. Sociología es solo una asignatura, no entra como "universidad".

—Dura, pero divertida. ¿No es así, Liam? El mejor momento de nuestras vidas —suelta una carcajada.

Es en ese momento en el que Liam voltea a verla y frunce el ceño. No despego mis ojos de la calle pero sé que algo va mal.

—Aggie, ¿estás borracha? —le pregunta él.

Mi estómago se hiela por unos segundos. Si Aggie verdaderamente está así en este horario del día, significa que algo está realmente mal y no solo "algo", sino Aggie. Me sorprende, pero no puedo evitar sentir dolor por ella, una pena inmensa por cómo se siente. ¿Y cómo demonios culparla después de todo lo que tuvo que vivir?

—No, tonto. Yo no soy Tyler —responde. Le echo un vistazo al espejo retrovisor y la veo echada en los asientos traseros con la cabeza torcida y la capucha de la sudadera puesta—. Yo no bebo para solucionar mis problemas.

Liam me mira por unos momentos y creo que lo asusto con mi cara de preocupación.

—Para el auto, por favor —pide en una voz calma.

Quizás hoy me haya levantando más hormonal que nunca, porque también me siento terrible por Liam. Tan solo basta con mirar sus ojos para notar cuanto lo afecta que Aggie esté así.

The Same Heartbreaker (2) ✔️Where stories live. Discover now