Capítulo V: recuerdos, traumas y muerte

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Venus

Mamá y yo estábamos en el hospital psiquiátrico, apunto de entrar en el ascensor. Teníamos las manos entrelazadas, mientras yo le sonreía. Íbamos a bajar para poder ir a comprar un helado luego de un día largo. Mi psiquiatra me había dejado salir un par de horas, solo si era acompañada de mi mamá, quien también trabajaba en el hospital. Esto era muy bueno ya que la veía casi a diario. Estaba sumida en mis pensamientos, cuando escuchamos unos gritos aterrorizados.

Mamá volteó a ver, y se soltó de mi mano.

-Esto no puede estar pasando-.Murmuró- Vee, baja por el ascensor. Estaré contigo dentro de quince minutos. Espérame-. Dijo, y luego salió corriendo. Escuchaba como mamá gritaba que un paciente se había escapado y una alarma comenzó a sonar por todo el establecimiento. Yo no quería presenciar eso, por lo que entré en el ascensor y después presioné un botón.

Luego de un momento, el ascensor de detuvo y las luces se apagaron. Yo no sabía qué hacer. Era pequeña, débil, y tonta. Me senté simplemente a esperar que las puertas se abrieran, pero no pasó.

No soportaba estar encerrada en la oscuridad. Y menos sin saber qué pasaba realmente.

Grité, lloré, y nada cambiaba. Tenía pánico, y todo el cuerpo me temblaba. Estaba sentada en un rincón, abrazando mis piernas, llena de ansiedad.

Al siguiente día, cuando por fin me sacaron de aquel horrible y oscuro lugar, me enteré de que mamá había muerto, y el mundo se me cayó a los pies.

Desperté, asustada y envuelta en lágrimas. Recordaba perfectamente aquel día, pero verlo en pesadillas era como volver a revivirlo. Me senté, respirando agitadamente y vi el reloj: eran las cuatro de la mañana. Aún tenia cinco horas para dormir.

Me levanté, tomé un poco de té para tranquilizarme y luego volví a la cama.

Harry y yo nos dirigimos hacia la universidad, a la clase del profesor Harverst

La mañana tenía un aire a melancolía, mezclada con el aroma a tierra mojada. No hacia del todo frío, pero el viento movía las hojas de los árboles y esto provocaba un suave viento gélido. Los pájaros cantando en las ramas de los árboles hacían que aquel día se sintiera normal, pero yo no podía sentirme de tal manera. Todo parecía ir tan bien últimamente que me hacía desconfiar hasta de mi misma.

Seguimos hablando por un rato. Noté que eramos los primeros en llegar, por lo que la puerta aún estaba cerrada. La abrimos, y un grito salió de mi garganta.

-Pero...¿qué mierda?-. Harry dijo, con los ojos abiertos mientras observaba lo mismo que yo.

Había un cuerpo en el suelo, era una chica y estaba cubierta en sangre pero con visibles cortes al punto de que su carne relucía al aire y en la pared un par de alas se encontraban pintadas. Lo que ocurrió a continuación pasó en cámara lenta. Harry pidiendo ayuda, el FBI registrando el lugar, Scott entrando al aula y siendo expulsado del lugar por sus gritos junto a mi, lo que me hizo darme cuenta de que era Kristen quien estaba allí. Harry lo estaba abrazando y diciéndole que se calmara, y mientras esto pasaba yo seguía en estado de shock. Entonces en la fiesta de anoche, se habían llevado a Kristen.

Uno en la vida no cree que le va a pasar una tragedia, hasta que sucede y esto te cambia de manera drástica. La vida a veces te golpea tan duro como si fueses un saco de boxeo, y eso es una mierda.

El FBI nos hizo preguntas a Harry y a mi, y siendo sincera, no recuerdo haberlas respondido.

Vi como envolvían el cuerpo en una bolsa negra y se lo llevaban en una ambulancia, es irónico como la vida puede tener giros tan inesperados.

𝓐́𝓷𝓰𝓮𝓵 𝓻𝓸𝓳𝓸.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora