Capítulo III: un beso sabor a tequila

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Llevo la bebida a mis labios para tomar otro sorbo. Mi mirada no se despega de aquél baterista. En los coros acerca sus bonitos y rosados labios al micrófono que tiene al frente para cantar, y su voz es preciosa. Lleva puesta una camisa que deja sus hombros al descubierto. Y oh por dios. Tiene unos hombros demasiado musculosos. Su camisa tiene unos tres botones abiertos por lo que puedo ver su pecho desnudo y cuando mi mirada sube, me encuentro con unos ojos cafés que me miran con intensidad. Me quedo congelada donde estoy y por un momento dejo de respirar. El chico es precioso. No tengo más palabras. Unas gotas de glitter asoman a los lados de sus ojos y siento que me derrito. Aprieto mis piernas y disfruto del concierto.

Después de varias canciones más, el mini concierto acaba y la banda decide disfrutar de la fiesta. En cierto modo me siento decepcionada, quería seguir viendo al guapo baterista. La música vuelve a sonar y las personas empiezan a bailar nuevamente. Tomo otro trago de mi bebida mientras observo a mis amigos bailar, es divertido ya que algunos están tan ebrios que se mueven de forma torpe.

Siendo como tocan mi hombro y al girarme no puedo evitar mi sorpresa.

-Disculpa, linda, pero ¿te gustaría bailar conmigo?- me dice el baterista con una voz ronca, y no sé si fue por el alcohol, o porque el chico es demasiado atractivo, que acepté.

"E.T de Katy Perry" suena de fondo y parece una señal divina. Él y yo nos movemos y cantamos al ritmo de la música, cada vez nos acercamos más. Con una sonrisa ladina coloca sus manos en mi cintura y el contacto provoca mariposas en mi estómago. Definitivamente es más alto de lo que pensé y sus grandes manos me hacen sentir diminuta. Me atrae a él. Puedo sentir como su respiración se agita. Y un rastro de sudor está en su piel por el esfuerzo que hizo en el concierto, pero eso no le quita el hecho de que huela jodidamente bien, a algún perfume caro podría jurar.

No perdemos contacto visual en ningún momento mientras cantamos la parte de "Kiss me, Ki, Ki, Kiss me". Su mano sube a mi mentón y se acerca aún más a mi, aunque creeo que es imposible estar más cerca. Nuestras miradas se juntan, y aprovecho el momento para detallarlo con descaro. Su mentón es afilado y su nariz recta y perfecta. ¿Acaso hay algo que no sea perfecto en este hombre? Pongo mis manos sobre sus hombros y se sienten duros. Nuestro toque hace que mi piel arda y mi estómago cosquillee. De cerca, sus ojos lucen más brillantes e intensos. Su cabello rubio está bastante despeinado, dándole un aspecto relajado. Bajo la mirada hacia sus labios, y entonces el mundo se detiene cuando me besa. Sus labios se posicionan en los míos y yo le correspondo, mientras el beso se vuelve más fervoroso puedo notar que sus labios saben a tequila. Me pierdo en el beso, olvidandome hasta del lugar donde estoy. Cuando nos separamos mi corazón está acelerado. Pego mi frente a la suya y exijo en un tono íntimo;

-Tu nombre.

Él parece estar recuperándose también del beso, porque noto como toma aire. Sigue con los ojos cerrados.

-Noté tu mirada en mi todo el tiempo. ¿Cómo es que no sabes mi nombre?

-Cariño, en estos momentos ni siquiera sé mi propio nombre-. Susurro y abro los ojos. Él hace lo mismo y siento mis piernas temblar.

-Ares Saitzev. ¿Tú?

-Venus Bellerose.

Asiente con la cabeza y sus manos bajan por mi cintura. Todo lo que él toca arde con intensidad.

-¿Qué te parece si salimos de aquí, Venus? -pregunta, y mi nombre suena tan lindo en su boca. Asiento con la cabeza. Me siento demasiado atraída hacia él como para decirle que no.

Ares entrelaza su mano con la mía y comienza a guiarme hacia la puerta. Pero al cabo de unos segundos, todo el lugar se sumerge en la oscuridad y el silencio se adueña del lugar. Nos detunemos y suelto su mano para buscar mi celular con rapidez, pero recuerdo que lo dejé en mi habitación.

El grito de una chica se escucha por todo el lugar, y de inmediato la situación se vuelve un caos. Las personas empiezan a alterarse, se escuchan gritos, estruendos y pasos. No noté en qué momento me separé de Ares, ya que estaba siendo arrastrada por la multitud. Trato de buscar a mis amigos, hasta que alguien me empuja y caigo al suelo de manera brusca.

Al instante una linterna ilumina mis ojos y los entrecierro por un momento, no logro distinguir bien quién es hasta que habla.

-¿Venus?- me dice una voz que se me hace conocida pero no del todo.

-Venus, soy Blaze ¿estás bien?- ¿Blaze?

Mientras intento recordar quién es, el chico me ofrece una mano y me ayuda a levantar.

Con la ayuda de la linterna de su celular él me acompaña afuera, y se va. Allí encuentro a Harry. No dice nada en el camino, pero sé que está preocupado. Los dos nos subimos al auto y vamos a la residencia.

Una vez en mi cama, suspiro agotada, con dolor de cabeza, y asustada. ¿Qué fue lo que pasó?

Vaya nochecita.

𝓐́𝓷𝓰𝓮𝓵 𝓻𝓸𝓳𝓸.Where stories live. Discover now