Durante todo el transcurso de su vida, Brooklyn Stilinski jamás había creído tener algo de especial. Con el peso de la escuela sobre sus hombros y un trabajo de medio tiempo en una cafetería, siempre creyó que era una chica más del montón con la úni...
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Stiles abrió la puerta principal de la casa de los McCall con el juego de llaves que yo no tenía idea de cómo consiguió ni quería saberlo, corriendo directamente a las escaleras y subiéndolas tan rápido como le fue posible. Cerré la puerta detrás de mí y me cercioré de que estuviera asegurada antes de seguirlo con pasos menos apresurados y más seguros, oyéndolo hablar una vez que estuvo frente a la puerta de la habitación de su mejor amigo.
— ¿Qué encontraste? ¿Cómo lo encontraste? ¿Dónde lo encontraste? Y sí, he tomado muchas anfetaminas —dijo velozmente, agitado.
Las clases terminaron hace poco más de dos horas y hace aproximadamente quince minutos él había recibido un mensaje de texto de Scott en donde notificaba que había encontrado algo. Intenté zafarme de esta situación, queriendo evitar una situación incómoda tras lo que sucedió con Scott en la escuela más temprano, pero Stiles no me hizo caso y me arrastró con él fuera de la casa, obligándome a subir al auto y conduciendo de manera maniaca hacia la casa de los McCall. Y, bueno, honestamente sí me generaba un poquito de curiosidad.
Me acerqué a él en cuanto terminé de subir el último peldaño, manteniéndome detrás de su espalda, mirando incómodamente a Scott.
—Encontré algo en casa de Derek Hale —reveló el moreno.
Eso capturó mi completa atención, mi entrecejo hundiéndose levemente en un gesto parecido al de Stiles, quién se veía ansioso y sorprendido.
— ¿Bromeas? ¿Qué? —escupió con prisa.
—Hay algo enterrado allá. Pude oler sangre.
—Es genial. —Mi rostro se deformó en una mueca y le propiné un golpe a Stiles en la parte posterior de su cabeza, oyéndolo quejarse antes de mascullar—: Digo, es terrible.
—Derek es peligroso, por eso actué de esa manera en la escuela —justificó Scott, su mirada puesta en mí.
— ¿La sangre de quién? —indagué con curiosidad, ignorando sus palabras anteriores.
—No lo sé. Pero cuando lo sepamos, tu padre lo arrestará por homicidio. Y luego ustedes me ayudarán a jugar lacrosse sin transformarme, porque no hay manera en la que no juegue ese partido —aseveró, lanzando su palo de lacrosse (el cual todo este tiempo estuvo sosteniendo en su mano derecha) a su cama antes de aproximarse a nosotros para salir los tres juntos de la casa.
🐾
Entré junto a los chicos al hospital, adelantándome varios pasos a ellos y dirigiéndome a las sillas en la sala de espera. Yo seguía sin estar de acuerdo en ir a buscar lo que sea que esté enterrado en la casa de Derek Hale y eso sin duda sobrepasaba por mucho mi límite. Es decir, ¿Scott realmente quería ver una vez más el medio cuerpo para captar su aroma y poder saber si se trataba de la otra mitad del cadáver, la mitad que los dos habíamos visto en el bosque la semana pasada?
