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El peruano se hallaba vestido con ropajes de la época, unos pantalones marrón oscuro, una camisa color blanco nieve y unas botas negras. Lo obligaron a vestirse así, después de encontrarlo desmayado en el umbral de la puerta, a lo cual el español ordenó el mantenerlo limpio y que le den alimentación mínima mente adecuada,, desafiando al virrey quien solicitaba ejecutarlo.

Aquel niño de apariencia de ocho a nueve años, se encontraba en otra casa un poco más grande al cual lo habían llevado, diciendo que iba a comenzar sus estudios con las tradiciones españoles...el moreno mordió la mano de quienes intentaron sacarlo a la fuerza e intentó quitarse aquellos ropajes para colocarse su túnica incaica, lo único que quedaba de su abuelo.

- ¡Dejai' de tocar, weon de mierda!

El de orbes dorados volteo la mirada hacia la puerta de la habitación (parecida a un salón de clases) para ver de quien se trataba, ya que esa voz se le hacía extrañamente conocida, y fue cuando vio como botaron hacia adentro, a lo cual el castaño comenzó a golpear la puerta con fuerza.

- ¿Mapu?

- ¿Pirw?

Ambos se quedaron observando, formando un silencio de manera intermediaria, lo que se dio cuenta el pelinegro es que el opuesto estaba más alto que él, y sus ropas españoles estaban levemente rotas, en cambio de él quien se veía bien vestido, a pesar de haber hecho fuerza.

Los ojos del ahora más bajo, se le llenaron de lágrimas al recordar como ambos se conocieron, los dos observaban como sus abuelos peleaban en el norte del ahora Chile, y se sonreían como si ya estuviera acostumbrados a eso, y era así, las peleas entre imperios eran tan casuales.

- Hey, Hey. ¿Estai' bien?

- Hum, si. - Susurro, limpiando las pequeñas lágrimas de sus mejillas que el dorso de su mano, de manera torpe. - Sólo que...yo, no lo sé.

El mayor le sonrió comprensivo, sin embargo en su mirada delataba plena preocupación debido a que conocía al mas bajo, y jamás lo había visto llorar, a pesar de incluso resultar con heridas debido a las practicas de batalla de su abuelo,, sangraba y de todas formas sonreia diciendo que la próxima vez le iba a ir mejor, se reforzaría, y no volveria a perder, ayudaría a su abuelo a expandirse, permaneciendo siglos enteros de tal forma.

¿Cuando fue que llego aquel peruano a su limite? La ultima vez que lo vio, se pelearon, el moreno estaba muy molesto debido a la Guerra Civil que se daba entre dos hermanos por el titulo de Inca, y el castaño intentando ayudarlo sin embargo, terminaro discutiendo como dos niños por un dulce, desde entonces no lo vio.

- ¿Que hacéis vos aqui? - Los dos menores voltearon a ver al español mirando fijamente al chileno, con el ceño fruncido. - ¿Si sabéis el revuelto que causaste, no Manuel?

- ¡No volví' a llamarme asi,, español de mierda! - Grito a todo pulmón, colocándose en modo de pelea, delante del mas bajo en modo de defenderlo, de manera altanera. - ¡Sabi' que ese no es mi nombre!

- ¡Ya! - Se harto, golpeando bruscamente la mesa. - Comportate bien. No se supone que debieron traerte aqui...debias de... - Antes de terminar la oracion, miro al peruano, sin saber si realmente debia terminar su oración. - De...

- ¡Esa wea'da de sala de castigo! ¡Oh claro que lo se! - Alzo la voz, enojado, hasta que se dio cuenta como el mayor de los tres pareciera que tuviera miedo decir algo incorrecto, y miraba constantemente a la nacion que estaba detras suyo. - No me deci'...¿Acaso el no lo sabe? Haber decime' weon; ¿Quieres aparentar algo delante de él? ¡Tan solo demuestra el demonio que eres desdichado!

Un golpe sonó. El castaño de piel palida, sonrio con amargura mientras se levantaba del suelo y su mirada desafiante permanecia, sin ser perturbada en lo absoluta, y su mano izquierda fue directo a su mejilla donde recibio un puñetazo certero de parte del de orbes verdes. El menor de todos se asusto retrocediendo un paso y mirando con temor al español, trago saliva de manera dificultosa, y su labio inferior temblo,, esos ojos con los que golpeo a su amigo, fueron los mismos con los que mato a su abuelo delante de el, sin tener una pizca de consideracion en aquel instante, donde todo su mundo se derrumbaba por cada segundo que pasaba.

Ataduras. [EspañaxPerú] Where stories live. Discover now