Último capítulo: Del otro lado del arcoiris.

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–Ella era el asunto del que tenía que ocuparme, porque se presentó
allí sin invitación. No quería que creara problemas, así que bajé
para decirle que se fuera y no sé cómo consiguió burlar a los
guardas de seguridad y subió a nuestra suite.

–¿Y tú vas a hablarme de medidas de seguridad? ¡Pues vaya unas
medidas de seguridad que tienes en tu hotel…!

–Lila es muy… astuta.

–¿Te refieres a que sabe cómo hacer que los hombres hagan lo
que quiera? ¿Incluído tú?

–No. Ya te lo he dicho: rompí con ella. Rompí con ella hace mucho.

–Pues hay una foto en la portada de cierta revista que parece
indicar lo contrario –apuntó ella–. Y no vayas a decirme que es falsa
porque no nací ayer.

Adrien resopló exasperado.
–No es falsa. Estuvo en la villa hace dos días.

A Marinette le flaquearon las rodillas. Cuando Adrien la sostuvo e intentó conducirla a la cama, se resistió.

–¡Por Dios!, ¿quieres tranquilizarte? –la increpó él.

–No, no quiero. ¿Por qué no me dijiste que también la embarazaste? –le espetó levantándose de nuevo de la cama –. ¿Sabes qué? Me da igual. Lo que quiero es… ¡Lo que quiero es que salgas de mi casa!

–Te mintió, Marinette. Nunca hubo ningún bebé. Y no me voy a ninguna parte. No hasta que me hayas escuchado.

Y, dicho eso, tomó asiento en la cama y la sentó a ella en su
regazo, rodeándole la cintura con los brazos para que no pudiera
escapar.

–Piensa con la cabeza –le dijo Adrien–. Llevas casi cuatro meses
conmigo en mi casa; ¿acaso has visto paparazzis merodeando
por la villa durante ese tiempo?

Marinette apretó los labios.

–No, pero…

–Y entonces, ¿por qué iban a presentarse allí ahora, de repente, si no les hubiesen dado un aviso para que fueran? Ella lo orquestó
todo de principio a fin.

–¿Por qué?, ¿porque está desesperada por que vuelvas con ella? ¿Y qué me dices de la camisa que llevaba en esa foto? ¿Vas a
negar que era tuya?

–Probablemente fuera alguna camisa que se quedó sin decírmelo, del tiempo que estuvimos viviendo juntos. No sé cómo entró en la villa; apareció de repente y se abalanzó sobre mí.

Marinette sacudió la cabeza, incapaz de contener las lágrimas que se agolpaban en sus ojos. Adrien maldijo entre dientes y, tomó su rostro entre ambas manos para que lo mirara.

–No te hagas esto; ¿no ves que no merece la pena?

A Marinette se le escapó un sollozo.

–Es que no puedo quitarme esa imagen de la cabeza…

–Pues inténtalo. Aunque no me hubiera engañado, dudo que
hubiéramos llegado a casarnos.

No iba a hacerse ilusiones, no iba a hacerse ilusiones, no… ¿A
quién quería engañar? Un llamita de esperanza había prendido ya
en su corazón.

–¿Que no…? –balbució.

Él negó con la cabeza.

–La chispa inicial se apagó muy pronto. Y los dos lo sabíamos, pero
ella no quería admitirlo y al principio yo no me atrevía a cortar con ella porque me sentía un poco… culpable.

Ella parpadeó.

–¿Culpable? ¿Por qué?

–En varias ocasiones me oyó preguntándole a Louis por ti, y eso la ponía celosa. Siempre sospechó que yo sentía algo por ti y…
bueno, no se equivocaba.

Dos Veces tú (A MLB A.U. Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora