Capítulo 35

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-Un… un ángel.- Dije aturdida.

-No deberías sorprenderte Jennifer, tú eres igual a mí.- Dijo sin parar de sonreir.

-¿No te duele?- Dije señalando sus alas.

-¿Cómo?- Preguntó extrañado.

-Al sacar las alas digo, que si no te duelen.-

-Aaah, no, con el tiempo el dolor cesa.-

-Entiendo… y bien, ¿exactamente que hago en este lugar?-

Él se acerco a mí y posó una mano en mi hombro.

-Aquí dentro Jennifer, tienes algo muy valioso pero a la vez muy peligroso, si lo usas mal puede ser el fin para todos.- Dijo seriamente.- Ahora debemos subir.-

-Pero… ¿y mis compañeros?- Pregunté girando mi cabeza hacia ellos.

-No te preocupes, al subir estas escaleras el tiempo que pases aquí no será el mismo para ellos.-

-¿A qué te refieres?-

- Cuando pongas un pie en esta escalera el tiempo no pasará del mismo modo, una hora aquí será solamente un segundo en su mundo.-

-Eso es increíble…- Dije echando un último vistazo a Jack.- Entonces tenemos que subir estas escaleras…-

-Exactamente.- Dijo poniendo un pie en el primer escalón.

-Espera, ¿Cómo sé que puedo confiar en tí?-

-Yo no te puedo decir eso Jennifer, si quieres confiar en nosotros o no es tu elección.- Nos miramos en silencio.- ¿Qué piensas hacer?- Preguntó

-Tendré que arriesgarme.- Dije en un suspiro.

Vi que sonrió un poco y empezó a subir, yo le seguí. Las escaleras eran muy largas, tardamos bastante rato en llegar al final, según me dijo el ángel, allí no podía utilizar ninguna de mis cualidades como hunter, ni telepatía, ni velocidad, y sobre todo sin magia, así que a regañadientes tuve que subir sin ningún tipo de ayuda.

Lo más raro es que a Miguel se le veía normal, ni sudaba, ni su respiración era agitada, nada. Me imagino que ya habrá subido y bajado esas escaleras varias veces.

Una vez arriba había una puerta hecha de… oro, al menos eso creía, tampoco podía estar segura.

-Hasta aquí te puedo acompañar, más adelante otro ángel te ayudará.-

-¿No vendrás?- Él negó con la cabeza.

-Mi deber es guiar hasta esta puerta a los ángeles en busca de iluminación, no es un buen trabajo, pero es el que me han asignado.-

-Supongo que será duro subir y bajar escaleras todo el día.-

Él solo se encogió de hombros y abrió la puerta con una llave que llevaba colgada al cuello.

-Adelante.-

Al traspasar la puerta todo lo que pude ver era una intensa luz. Me hacía daño en los ojos así que los tuve que cerrar. Al volverlos a abrir me encontré ante un gran prado. La hierba era realmente verde, casi diría que parecía artificial, salpicadas con pequeñas flores de varios colores. El cielo estaba despejado, y corria una leve brisa fresca que se agradecia después del esfuerzo. Se veían también muchos ángeles, de todas las edades, desde niños hasta ancianos. Todos parecian felices, pero al notar mi presencia  me miraron. Me sentí bastante inquieta ante esta situación.

Bienvenida Jennifer.- Dijo una voz detrás de mí.

Yo emití un leve gritito, sobresaltada, y me giré. Esta vez era una mujer. Tenía una gran melena rubia que le llegaba hasta las rodillas, unos preciosos ojos azules, su piel blanca y joven, podría decir que era la mujer más hermosa que había visto nunca. Llevaba un bonito vestido blanco que le llegaba hasta el suelo, sí que parecía un ángel.

Yo intenté que mi pulso volviera a la normalidad, ya iban dos sustos que me daban hoy.

-¿Queréis dejar de hacer eso?- Dije molesta.

-Lo siento, ¿te asusté?- Dijo sonriendo.

Yo asentí, su sonrisa era perfecta, ¿Habría algo en ella que no fuera perfecto?

-Creo que tenemos trabajo que hacer, me llamo Alexis.-

-Encantada.

Hunters (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora