— ¿Qué específicamente estás buscando? Puedo traerlo.

— Álbumes de fotos y... hay una caja de cristal en mi habitación, está oculta debajo de las tablas sueltas del piso cerca del buró, es importante para mí tenerla.

Asintió, él no era quién pasa cuestionarle nada.

— ¿Sólo buscas eso?

— Sólo eso.

— Lo traeré para ti —hizo una corta pausa—, antes de que te vayas quiero preguntarte, ¿Sabes si Gregory tenía relación con otros alfas o alguna otra manada?

Austin negó.

— Gregory generalmente se relacionaba con lobos sin manada o exiliados, evitaba a los alfas y cuando se tenía que relacionar directamente con una manada, negociaba con sus omegas.

Asintió.

— ¿Viste algo extraño los últimos días? Digamos... ¿Betas?

— No, no había demasiadas visitas en el pueblo, los vigilé durante los últimos meses pero nadie entró, por lo menos no de rangos superiores, sólo hasta que ustedes llegaron.

Suspiró, comenzaba a enfadarse.

— Está bien Austin, te agradezco por ayudarme, más tarde te buscaré para darte lo que me has pedido.

Esperó a que el chico regresara a su habitación y se preparó junto con Jacob y Bobby para salir, iba a llevar pocos elementos pues no quería llamar la atención y mucho menos dejar su hogar desprotegido. Se dirigió a la cocina momentos después de ponerse el uniforme.

Yuuki se encontraba aún en la cocina con Camila y Bruno a su lado. Se acercó a su compañero y dejó un beso en su frente, vio la sonrisa de Yuuki y sonrió también él.

— ¿Van a salir? —cuestionó Camila.

— Tenemos que ir pero espero que no tardemos muchos.

Yuuki tomó su mano y acarició suavemente.

— Volveré rápido, cariño.

Se despidió dejando un corto beso en sus labios. Esperaba no tener que quedarse más tiempo del que tenía planeado porque no quería dejar tanto tiempo solo a su pareja, su lobo lo hacía sentir protector y, a pesar de que le gustaba, no le agradaba sentirse incómodo por no estar junto a su compañero.

Condujeron tan rápido como pudieron, incluso al llegar al territorio de los Bharatee, estos ni si quiera los hicieron detenerse. Todos en el auto parecían especialmente silenciosos, sabía que sus hermanos también querían que la manada pagara por lo que había hecho.

— ¿Le dijiste a Simon que buscara a Boris y a Akane? —cuestionó a Bobby.

— Sí, le dije que les dijera que tú habías ordenado que fueran por ellos porque habías reconsiderado su petición.

Lo miró, de una u otra forma esa era la manera más fácil de atraerlos sin que se opusieran o huyeran.

A medida que se acercaban a los muros que rodeaban el pequeño pueblo, pudo ver cómo los hombres de los Bharatee entraban y salían, él y sus hermanos bajaron del auto y entraron, cualquier otra persona que no estuviera relacionada con su trabajo, o por lo menos acostumbrado a ver sangre, hubiese querido retroceder y vomitar. La escena era realmente impactante, podía ver sangre manchando las banquetas, uno que otro cuerpo tirado en las calles, el alfa y sus betas no habían respetado a nadie pues había una mezcla de niños, ancianos, adultos y jóvenes. Dejó que los hombres hicieran su trabajo mientras él y Bobby buscaban la casa de Austin, el chico había dado su dirección y una descripción bastante precisa de esta, a medida que avanzaban en las calles, podía ver los cuerpos y la sangre escurriendo por la orilla de las banquetas y corriendo hacia las coladeras, las cosas parecían haber sido destrozadas pues podía ver las puertas rotas, mesas y muebles. Incluso la casa de Austin parecía ir por el mismo camino, pudo ver las garras arañando la puerta, esta colgaba únicamente de un lado, estaba abierta de par en par, dentro, había cosas regadas por todos lados, las cosas de la cocina estaban rotas y la ropa regada. Bobby le ayudó a buscar las fotos, no había más que un par de álbumes, subieron a la habitación y, cuando abrió la puerta, no pudo dar un paso adentro, por lo menos no al inicio.

Con los ojos del alma.Where stories live. Discover now