Parte 4

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Abrázame, cierra tus ojos y siente mi aroma –De nuevo la voz en su cabeza le hizo sobresaltarse.

Taemin se debatió entre qué hacer, todo era tan extraño y repentino sumado al miedo de estar junto a un animal tan intimidante, terror que le tuvo inmóvil por un buen rato. Sin embargo, si todo era un sueño, porque quería convencerse de que lo era, todo estaría bien incluso si moría.

Anda, alzo –La voz insistió.

Y el chico que ahora dudaba de ser un humano, llevó sus manos hasta el oscuro pelaje. El tacto fue simple, como la caricia que le darías a un perro que no sabes si es peligroso, cuando por su parte el lobo emitió un sonido de dicha; fue un bufido de gozo que incluso Taemin pudo disfrutar. Intentó abrazarle según lo ordenado pero no pudo, el animal era tan grande que ni siquiera alcanzó a rodearlo por el cuello. El lobo era suave pese a verse amenazador, su aroma era increíble y mientras eso llenaba sus fosas nasales, cerró sus ojos aún dudoso.

Otra visión llegó a él. Dos lobos, el blanco que miró antes y el negro al que abrazaba, jugando como un par de cachorros de perro, mordiéndose y saltando sobre el otro como si en el mundo nada más que su diversión importara. Una escena que le causó tanta ternura que volvió en sí lentamente, todo para encontrarse a sí mismo transformado en aquel lobo blanco.

Seguía siendo más pequeño que el lobo oscuro, pero se sentía ligero, en calma, su cuerpo ya no dolía y sólo entonces pudo percibir mejor el aroma del otro lobo pegado a él, madera y almizcle. Todos sus instintos comenzaron a despertar mientras los ojos rojos le miraban con intensidad y todo hubiera sido perfecto de no ser porque el lobo negro se lanzó sobre él ya no tan alegre como en la visión. Estaba salivando, lo tenía contra el suelo y jadeaba como si fuera a devorarlo.

Tus feromonas, ahora sé a qué huele mi destinado –El lobo negro le habló mientras él comenzaba a entrar en pánico –Miel y plantas de hielo... Mi omega. Mío.

–¡Aléjate! –De pronto Taemin era un humano otra vez empujando la cabeza del lobo con las pocas fuerzas que tenía pues lo que ahora sabía que era el celo, volvía de nuevo a él y ahora más fuerte. Giró en el suelo buscando la manera de salir a rastras de la madriguera, pero el moreno volvió colocando una mano junto a la cabeza del muchacho. Pasando la otra mano por el vientre del menor hasta alcanzar la dolorosa erección del chico –¡No me toques! ¡¿Qué diablos crees que haces?!

–Voy a marcarte, eres mi destinado, mi omega, mío –La voz del moreno sonaba casi como gruñidos, como si estuviera sufriendo, como si no pudiera contener más esa enorme erección que ahora se frotaba contra el trasero de Taemin –Soy Choi Minho, al menos debes conocer el nombre del lobo al que perteneces.

–Basta, ¡por favor! Dijiste que no me harías daño... –Casi llorando Taemin intentó salir de ahí, nunca había estado con ningún hombre, menos con una chica y definitivamente no quería que su primera vez fuera a la fuerza con un mounstro.

–No lo haré... seré cuidadoso, por favor...

–No... –En un gimoteo cerró los ojos sintiendo esos duros dedos comenzando a acariciar su miembro, jugando con la humedad que tenía pegajosos sus pantalones, presionando la base y pellizcando suave en la punta.

"Quiero".

Una voz en su cabeza rogó. Pero esta vez no fue otra voz más que la suya y de alguna manera supo que también era la del lobo blanco.

"¡Lo quiero! ¡Quiero que me tome! ¡Él es mi alfa!".

–¡No! –Taemin lanzó un golpe con su codo contra el pecho del hombre lobo, pero éste ni se inmutó, seguía insistiendo en frotarse contra él –¡Basta! ¡No soy un lobo! ¡no soy un jodido homo!

Mi lobo Blanco [2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora