Cerca de mi cueva,
mi acogedora guarida,
adornada con humedad,
tierra mojada y fría.
Brotes en cada grieta.
Enredaderas caen desde arriba
como lágrimas perennes
destilando vida.Hay un pequeño riachuelo,
tímido, de agua tibia,
apaciguando a la corriente
en sus arrebatos de ira.¡Oh, pequeño riachuelo!
Calmando tal temperamento.
Protejamos este espejismo.
Hadas y ninfas de cuentos.
— Verdeante.