I

838 70 13
                                    

Azoté las conchas de mar contra la marejada, contra su morada.
Las encerré, en la ondeante superficie azulada,
el único lugar capaz de apresar sus maleficios.
Me ampara.
¡Oh, quién me protege de sus ataduras!
¡Quién me abriga con su manto de sales mágicas!
Puedo avanzar con su presencia cerca de mi alma.
Su espuma entra por mis pies descalzos y
soy libre de toda maldición.

— Despojo irónico.

A LAS ARBOLEDASOnde histórias criam vida. Descubra agora