d o s; como rayos de sol

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-Raptor, ¿crees que las cosas vayan a mejorar en algún momento?

-...

-Dime la verdad.

-A decir verdad, lo veo imposible, Sparta.

-¿Por qué el mundo tiene que ser tan cruel?

-No lo sé, mi amor.

~🌸~

Cuando llegamos a la costa, conduje hasta la parte que consideraba más solitaria, detuve el carro y apagué el radio, las ventanas quedaron un poco abajo, pero eso era lo de menos.

Nos quedamos en un silencio ligero. No parecía haber nadie cerca. Nos quedamos así unos minutos más, sólo para asegurarnos y luego de un tiempo, Sparta volteó a verme, posando sus ojos avellanas sobre los míos, y me regaló una sonrisa llena de alegría, como esas que ya había perdido la costumbre de dar.

Sonreí, porque a pesar de lo nervioso que me sentía, él lograba calmarme con sus gestos suaves.

Con las manos temblorosas, saqué las máscaras de oxigeno que guardaba en el compartimento de mi asiento. Le pasé una y la otra me la coloqué yo, asegurándome de ajustarla bien. Escuchar mi respiración tan cerca de mí me puso más nervioso, pero traté de mantenerme firme.

-¿Estás seguro de esto? -pregunté una vez más a Sparta. Mi voz sonaba atrapada, igual a como me sentía desde hace mucho. Él asintió levemente, la máscara se le veía mal. Quería quitársela y lanzarla lejos, pero no podía hacerlo.

-Si. Estoy más seguro que nunca -respondió. Sus ojos volvieron a buscar los míos-. Y tú, ¿lo estás?

Suspiré profundo, y asentí. Busqué su mano entre los asientos desgastados y la sujeté con fuerza.

-Vamos -murmuré. Tomé la radio de Sparta y subí el zipper de mi abrigo hasta el límite.

Abrí la puerta para salir, haciéndole una seña a Sparta para que esperara antes de salir. Aquí la arena estaba sucia, pintada de un alucinante color negro. Además, había basura de todo tipo por todas partes. Pero, aún así, era playa más limpia de la ciudad, tendríamos que conformarnos con esta.

El aire golpeando mi cuerpo, una sensación que había olvidado. No había nadie alrededor. Volteé hacia el carro y le señalé a Sparta que podía salir. Él sonrió en grande y se apresuró a salir. Sus ojos brillaron cuando pisó la arena y cuando el viento agitó su cabello. Me habría gustado que lo apreciara mejor sin la máscara.

Extendí mi mano en su dirección incitándolo a acercarse, sus cortas piernas corrieron en mi dirección hasta tomar mi mano.

El sol golpeaba el perfil de su rostro de una manera espectacular. Deseé poder capturar ese momento por siempre.

Su felicidad era como los rayos de sol. Quería sentirla siempre.

Beach | SpartorWhere stories live. Discover now