Capitulo 40

11.5K 780 387
                                    

*Narra _____________*
Sentí algo moverse a mi lado, un poco molesto a decir verdad. Abrí lentamente los ojos y note que apenas estaba amaneciendo y a mi lado estaba James durmiendo. Sentí una vez más el movimiento y era Harry, hoy estaba más inquieto que nunca, lo cuál hacía sentirme un poco incomoda.

—Te gusta despertar a mamá temprano —murmure mientras acariciaba mi vientre de cinco meses—. Pero déjame dormir un rato más —volví a cerrar la ojos por unos segundos más—. Tú, ganas —dije cuando se volvió a mover—. Vayamos por algo para comer.

Sin más, me levante de la cama, mientras miraba a James con envidia. Él podía seguir durmiendo en paz, no tenía una criatura dentro de su cuerpo moviéndose a cada rato y pidiendo de comer a la hora que quisiera.

Bajo rumbo a la cocina y empece a preparan el desayuno, eran las 7 de la mañana, Harry hizo que se despertara a las 7.

Mientras en mi boca tenía una cuchara con chocolate, la cocina empezó a oler comida, comida que ya quería, tanto que hasta se me hacia agua la boca.

—Buenos días —dijo James llegando con una sonrisa y beso mis labios—. ¿Otra vez despertando a mamá? —preguntó a mi barriga, acariciándola con amor.

—Ha estado tan inquieto hoy, no me dejo dormir un poco más —fruncí en ceño mientras ambos nos sentábamos a desayunar.

—No le gusta los chequeos médicos —alzo los hombros.

—Ni a mí —solté un suspiro—. Bastante tengo con que ustedes manoseen mi estómago para que otro más lo haga —él rió, me dio un beso en el dorso de mi mano y empezó a desayunar.

Desayunamos entre risas y vaya que nos faltaban con todo lo que nos a ocurrido en estas semanas. Al terminar, me fui a dar un ducha rápida antes de ir a San Mungo a la revisión mensual. 

Una vez que termine y con algo de trabajo me puse ropa cómoda. Me mire en el espejo, notando mi estomago, algo pequeño, pero sin duda se movía y ese era mi bebé, mi primer hijo.

—Te ves hermosa —me dijo mi esposo, había salido de bañarse, teniendo el cabello mojado.

—Me veo gorda —dije bromeando y él sonrió, abrazándome por atrás y me dio un beso en la mejilla.

—Hermosa —sonreí—. Ya lo quiero tener en mis brazos —acaricio mi panza—. Sera el niño más feliz de este mundo.

—Y malcriado —reí—. Teniéndote a ti como padre y a Sirius como padrino, no me quiero imaginar que viva tendrá mi pobre hijo.

—Somos geniales, amor. No vas a poder evitar que mi genes ganen —volví a reír negando con la cabeza—. Además tú tampoco eres una santa que digamos —me miró divertido.

—Cállate, James —reí y gire a besar sus labios—. Hay que irnos ya. Recuerda que después tenemos que ir con Sirius y cuando se pone de insoportable, ni quien lo aguante —él rió.

—Pero así lo queremos —sonrió de lado.

Sin más, James y yo salimos rumbo a San Mungo, de forma muggle porque él no quería que nos pasará algo a mí o al bebé.

Estuvimos esperando unos minutos en lo que nos atendía. Mire de una lado a otro, viendo a magos y brujas con diferentes enfermedad o con algunas cosas en las parte de su cuerpo que me pregunto que estarían haciendo para que terminaran así.

Y de nuevo aquí estabamos, mientras el sanador revisaba mi panza y James estaba al lado sosteniendo mi mano, cerré los ojos escuchando una vocecita en mi cabeza decir: ¿Mamá? —susurró—. ¿Papá?

Mi Evans (James Potter Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora