8. Madara: La Errante (Parte 1)

1.8K 178 49
                                    

Madara pensaba que a veces la juventud de Izuna hablaba por él, pero cuando le pidió que se fuera de la aldea, le vió muy seguro de sus palabras.

-Mata a todos los que te hicieron sufrir. -Fue lo que Izuna le dijo una vez y ella lo hizo, tomándo el liderazgo de su clan.

Madara entendía que su hermano quería lo mejor para ella y no le costó mucho convencerla, quizás realmente no estaba hecha para una vida en paz.

Su despedida duró un día completo y, en mitad de la noche, Madara guardo provisiones en un pergamino y equipó su gunbai y su hoz. Salió de su casa luego de abrazar y besar a Izuna, prometiéndole volver pronto, sin embargo, la Matriarca no salió de la aldea esa noche.

Antes de partir definitivamente, Madara decidió despedirse primero de Hashirama. Fue hasta su enorme casa en medio de Konoha y bajó lo más que pudo su chakra para no ser detectada, lo último que quería era tener que enfrentarse a Tobirama.

Lady Uchiha entró sigilosamente a la habitación de Hashirama y se lo encontró leyendo algunos pergaminos a la luz de una lámpara de aceite.

-Leer de noche arruinará tu visión. -Dijo Madara burlescamente para captar su atención, provocando así un pequeño sobresalto en el hombre . -Hashirama.

-Madara. -Dijo el Senju volteando hacía su interlocutora y recuperádose del pequeño susto. -¿Qué haces aquí?

-No mucho. -Dijo Madara mirando por una ventana y abrazándose a si misma. -Sólo vine a despedirme, he decidido dejar la aldea.

-¡¿Qué?! -Exclamó Hashirama levantándose de la pequeña mesita donde leía con tal brusquedad que la volteó. -No lo dices en serio ¿Cierto?

Madara bajó la mirada en silencio, dando así a entender que hablaba en serio. Aquel pequeño gesto rompió el corazón de Hashirama, quién sólo pudo acercarse a ella y abrazarla con fuerza. -Por favor, no te vayas, te necesito aquí, todos te necesitamos aquí.

-No, Hashirama. -Negó Madara con la cabeza y rompió el abrazo. -Sólo te necesitan a ti y a la alianza que acabas de lograr, no hay lugar para mi, ni siquiera en mi clan, ellos tendrán a Izuna cuando yo me vaya.

-Madara, por favor. -Suplicó el mayor una vez más, pero viendo que ella no desistiría, decidió rendirse y, tomando las pequeñas manos de la mujer entre las suyas, dijo: -Al menos quédate esta noche conmigo... Podrás irte al amanecer.

Madara sentió su corazón destrozarse junto con el de Hashirama e, ignorándo que él ya estaba prometido con otra mujer, se abalanzó y lo besó.

Aquel impulso hizo volar la mente de la Matriarca, hasta el momento de su primer beso, cuando ella y él eran aún jóvenes llenos de sueños. Madara nunca creyó que volvería disfrutar ese tipo de contacto, sobre todo luego de haber sido forzada a besar por tanto tiempo, sin embargo ahí se encontraba, disfrutando incluso cuando Hashirama coló una de sus enormes manos debajo de su túnica.

Todo se volvió más intenso de pronto, las ropa de ambos comenzaron a aflojarse y a caer de a poco, igual que ellos mismos, que terminaron sobre el futon que se encontraba listo para ser usado por aquella noche.

Madara no supo cuando quedó completamente desnuda bajo Hashirama, pero se sentía cómoda como nunca antes. Sabía lo que continuaba y se encontraba completamente dispuesta... O al menos eso creía.

Hashirama aún llevaba ropa interior y, cuando Madara con una mano hábil la desató, el pánico se apoderó de ella: el miembro del Senju se encontraba completamente erecto y, lejos de causar más deseo en la Uchiha, le causó miedo.

-¡No! ¡Aléjate de mí! - Empujó Madara a Hashirama, su cabeza de pronto se llenó de recuerdos de su noche de bodas y cómo su kimono blanco fue rasgado sin piedad al igual que su inocencia. Su corazón palpitaba a toda velocidad y entre desesperados jadeos dijo: -No puedo, esto está mal, necesito irme de aquí.

Inmortales: Lady Madara UchihaWhere stories live. Discover now