Capítulo: 5

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Fui a la cafetería lentamente, como si mi cuerpo pesara el doble o el tiple. Estaban siendo unos días raros, pero aun así mi vida seguía siendo la de siempre… Podía haber muerto, suceso que no voy a contar a mis amigos… Y menos a Víctor. Todo el mundo se me quedaba mirando, me tenían miedo. ¿De qué? ¿De qué me cortara enfrente de ellos? ¿De que vomitara en medio de la cafetería? ¿De qué fuera metiendo mano a todos los chicos de esta sala? Las chicas me miraban sobretodo con miedo por lo último, tenía todo los chicos en mi mano, pero era algo que no me interesaba…. Ahora mismo. 

Vi los ojos azules de Víctor mirándome, se levantó de la mesa y vino corriendo hacía mi. Abrazó mi cuerpo, estrechándolo con su pecho, sin dejarme respirar, no le respondí, solo apoyé la cabeza en su pecho, relajándome.

- Perdóname- susurre. 

¿Yo? ¿Pidiendo perdón? Puede ser.

- ¿Por qué?- me dijo separándome de él un poco.

Todo el mundo, si ya me miraba antes, ahora me miraban más.

- Por como te hablé antes… No era yo… Necesitaba espacio.

- Oh, no, ____, perdóname a mí por no entenderte antes… Todos nos hemos sentido así antes. Me alegra que estés aquí- Toco mis muñecas y sonrió- Viva.

Rápidamente, alejé mi mano de él y bajé la manga de mi chaqueta.

- No vuelvas a hacer eso- le dije- Ya sabes que no me gusta.

- Tenia que comprobar que no habías hecho ninguna estupidez.

- Me parece alucinante que no confíes en mí, no puedo morirme, tengo muchas vidas que arruinar todavía- dije guiándole un ojo.

- - Él sonrió- Vamos a comer.

- Víctor… yo…-él no me dejo seguir.

- ___.

Tan solo dijo eso, pero su voz sonaba adulta y poderosa, solo dijo mi nombre, pero fue como una orden a la cual no me podía negar. Resignada me senté en la mesa, todos me sonrieron. Demasiada felicidad. ¿Qué soy? ¿Un mono de feria? Hubiera estado gracioso que me encontraran a la orilla de un rio muerta, así me podrían disecar, eso si que sería gracioso.

Me desvío fácilmente de todo. Tuve que comerme una ensalada… Eso no engorda, me repetía en mi mente. Pero era comida, algo tenía que engordar. Quería coger un tomate de esos pequeños, pero el tenedor de plástico no lo hincaba y el tomate estaba bailando por el plato.

- El tomate huye de mí- susurré.

Mis amigos rieron. Me alegraba saber que yo, era la que todavía podía sacar una sonrisa a estos seres heridos.

- Te tiene miedo- me dijo Mia

- Tomate, tranquilo, que no te voy a violar- dije- No me interesan los tomates, pero tú, cebolla, huye de mi- moví mi tenedor hacía la cebolla, desafiante, como si en vez de un tenedor, llevara una pistola- Oh, no, ___, no me comas- dije imitando la voz de una cebolla ¿Qué cómo es? Ni yo lo sé.

Me comí un trozo de cebolla, su vida había durado poco. Ser una cebolla tiene que ser difícil. Solté mi arma en la mesa, digo, el tenedor, justo cuando sonó el timbre para volver a las clases. Me levante, dejando mi bandeja encima de la mesa y me fui con Víctor. Hugo se colocó delante de mí, adoro su cabello azul eléctrico.

- ¡Eh! ¡Hugo!- él giro su cabeza- Algún día me dejaras hacerte una trenza- dije sonriendo.

- ____, anda, guapa, comparte lo que te hayas tomado- dijo sonriendo.

- Luego, luego- dije en tono de broma.

- ¿Qué te has tomado?- me dijo Víctor.

- Cebolla- dije sonriendo.

- No tienes remedio- dijo tocando su frente con la mano sonriendo.

- Pues no, general. 

Pocas veces me duraba tanto la alegría, ¿y sí me había tomado algo sin yo saberlo? Quien sabe, quizás alguien paró el tiempo e hizo que yo esnifara, fumara o bebiera algo. ¡Ya sé! Mi vecino, él es el culpable, me ha drogado sin yo quererlo. Las demás clases pasaron rápido y ya estaba yo delante del autobús para ir a casa, deseé que mi madre no estuviera, no quería que arruinara mi día. Aunque el mero hecho de pensar en ella, hizo que mi sonrisa abandonara mi cara, demasiado había durado. Me senté, mirando por la ventana.

- Hola ____…- dijo una voz tímida- ¿Me puedo sentar?

Ya preparé mi cara asesina para espantar al ser humano que supiera mi nombre y quisiera sentarse a mi lado. Pero mi cara de asesina no duró más de dos segundos. Mi vecino, Zayn, miraba mi mochila y a mi, queriendo que yo la quitara. No tuve ni fuerzas para decirle que no, como hice con el otro chico. Mis manos fueron solas hacía mi mochila, dejándole un sitio. Miré los sillones, hoy había muchos libres ¿por qué se querría poner a mi lado? ¿Le gustaba ver como mis mejillas se sonrojaban y mi ojos brillaban?

- ¿Das matemáticas difíciles? No le veo sentido a la asignatura, no son difíciles, son más fáciles que mojar pan.

Me quedé mirando a Zayn, como si me acabara de hablar en chino.

- No hagas que me arrepienta de haber quitado mi mochila- le dije amenazante.

- Perdona… Solo quería sacar un tema para hablar- dijo tan inocente.

Si mi madre había borrado mi sonrisa, él la había traído de vuelta.

- ¿Te gustan las matemáticas?- le pregunté.

Una pregunta muy tonta, pero digamos que necesitaba escucharlo.

- Si, mucho.

- Si no sirven luego para nada.

- Zayn miró sus manos, como no muy seguro de lo que iba a decir- ¿Suicidarse sirve para algo? Por lo menos las matemáticas no matan- dijo en un susurro.

Susurro el tema de mi suicidio ¿eso significaba que era un secreto? ¿Entre nosotros dos? ¿Tenía otro secreto? Otro más para mi colección, pero este lo compartía, tenía un secreto con mi vecino.

- El suicidio sirve para descansar, eternamente. 

- ¿Sabes lo aburrido que tiene que ser estar dormido toda tu vida?- me dijo mirándome de reojo.

- Nunca había pensado en eso…- deje la frase en el aire, me habían hipnotizado sus ojos.

Nunca había encontrado tanta perfección por un ser humano. ¿Él era consciente de lo que producía en mi interior? Estaba como una boba, mirándolo, él dejo de mirarme, quizás incomodo, me quedé mirando su nuca, que también era perfecta. Se levantó ¿por qué se iba? No, no, lo necesitaba más cerca, necesitaba esnifar su aroma, tocar su suave piel.

- ¿Por qué te vas?- le pregunte, como si le exigiera que se quedara, eso era lo que pretendía.

-____, esta es nuestra parada- dijo sin entender nada.

- Mierda.

Miré por la ventana, era cierto, corriendo nos bajamos del autobús. 

- ¿En qué pensabas?- dijo mientras nos acercábamos más a mi puerta.

- En muchas cosas ¿y tú?- le pregunté.

¿Desde cuando me importaba lo que la gente pensara?

- En ti- me dijo, en un susurro y rápido, pero le entendí.

Continuara...

Bring Me To Life (Zayn Malik y Tu)Where stories live. Discover now