Sonrío de lado al recordar que antes, Rick era quien se ocupaba de todas las cuestiones del colegio y era mi adulto responsable. Que ya no lo sea más no quita que siga siendo mi pesado hermano mayor que me va a proteger del césped creciendo.

—En realidad Ricky, significa exactamente eso —aclaro.

Él se ríe pero niega con la cabeza.

—¿Solo has tomado un café? ¿No quieres comer algo? —me pregunta en ese tono de padre preocupado que siempre usa conmigo.

—Ya desayuné —respondo—. Esperaba que pudieras mostrarme el campus, ¿estás libre?

Rick mira a su alrededor, la cafetería está un poco más llena ahora que varias personas salieron de sus clases.

—Sí, mi próxima clase es en una hora y algo. Puedo darte un tour, después de todo, deberías conocer tu futura universidad. ¿No es así? —inquiere con sus cejas alzadas.

Rick, Nate y mamá son los únicos que saben a qué universidades apliqué. Aprieto mis labios y asiento, la Universidad de Miami es mi mejor opción. Quiero entrar aquí más que en ninguna otra, no solo por su ubicación, si no porque me gustan los programas y son muchas las buenas cosas que me contaron sobre este lugar.

Cinco minutos más tarde, Rick y yo salimos de Starbucks. Me quito la chaqueta de Everdeen porque comienza a ponerse caluroso y me arremango las mangas de la camisa blanca hasta cerca de mis codos. Camino al lado de Rick, ya sin mis lentes de sol.

Me muestra los diferente edificios, me señala las residencias, desliza su tarjeta por el sensor y me enseña la biblioteca, las salas de estudio y me hace conocer el comedor de los de primer año. Camino con rostro de curiosa por todos lados, me gusta mucho la vibra universitaria, la libertad que hay en el campus. Nada de timbres rompiéndote el oído ni preceptores caminando por todos lados con miradas asesinas esperando a que cometas el más mínimo error para decirte algo.

—¿Y eso es...? —le pregunto a mi hermano señalando con mi dedo a un edificio cruzando un camino de cemento.

—El centro deportivo. Ahí está el gimnasio del equipo de fútbol. ¿Quieres conocerlo? Seguro están ahí ahora —habla y sin preguntarme, comienza a caminar hacia allí.

Me cuesta seguirlo, más que nada porque recuerdo que Jason estudia aquí y es parte del equipo de fútbol. Son detalles que no me olvido.

—No quiero conocerlo —le digo a mi hermano cuando llego a su lado.

—¿Por qué no? ¿No quieres conocer al hermano mayor de Seth? —me pregunta él sonriendo de lado. Sabe que me interesa cuando habla de él.

—Es imposible. Seth tiene veintidós, este es su último año de universidad. No puede tener un hermano en el equipo.

—No está en el equipo, es el entrenador —dice con una mirada divertida.

Alzo mis cejas con asombro. Seth nunca mencionó tener un hermano mayor. Sí una hermana que vive en Miami y es dueña de ese club nocturno en el que conocí a Scott Van Lexer. Uhm, esa noche es mejor olvidarla que recordarla. Nunca la conocí pero sé que existe y se llama Felicity. Ahora, ¿un hermano? Eso lo tuvo bien escondido.

La intriga no me deja detenerme y decirle a Rick que lo espero afuera mientras saluda al hermano de Seth. Así que lo sigo cuando desliza su tarjeta por al puerta y esta se desbloquea, dejándonos entrar. ¿Qué tal será perder una de esas tarjetas? Seguro será mi caso apenas llegue.

Al entrar, hay un hall de entrada con unas cuantas mesas con sus respectivas sillas. A mi izquierda, un panel informativo con fechas y logros de los Hurricanes. También una que otras frases motivadoras.

The Same Heartbreaker (2) ✔️Where stories live. Discover now