Al salir del baño me quedé boquiabierta al ver varios globos flotando por la habitación, unos decían Feliz Cumpleaños y otros Te Amo, me llevé las manos al pecho, conmovida por ese gesto, volteé hacia la puerta y ahí estaba él, con otro enorme oso blanco con moños lilas en las orejas.

– ¡Feliz Cumpleaños amor mío!, no habrías creído que te iba a dejar sola este día, ¿verdad?

– No... bueno, me dijiste que volvías pasado mañana.

– Te quería sorprender, mira, encontré la pareja para Tony – señaló mostrándome a la osa de peluche – ya no estará más solo, ya siempre tendrá compañía, como tú, mi vida – agregó dejando el regalo sobre la cama.

Yo corrí a abrazarlo y nos besamos apasionadamente, lo tumbé sobre la cama y me senté sobre él con mis piernas a sus costados, me quité la toalla lentamente mientras él me miraba y sonreía, después empecé a besarle el cuello, emitió un suave gemido y subí hasta su oreja, exhalé sobre ella y luego mordisqueé el lóbulo.

Ana, mi amor, el cumpleaños es tuyo, a mí me corresponde darte tu regalo, no tú a mí – exclamó de repente obligándome a bajar de él y se levantó de la cama.

Tú eres el regalo que quiero – objeté haciendo un puchero – hace una semana que no te tengo y me haces mucha falta.

– Yo también te necesito y te deseo, pero, ahora no tenemos tiempo para eso, ya llegará la noche, ten paciencia – aseguró guiñándome un ojo.

– Cierto, tengo que ir a trabajar – recordé y me puse de pie.

No, hoy no irás, hablé con tu jefe y te dio el día. – ¿Cómo lo convenciste? – pregunté sorprendida, Alex era más estricto que Scott.

Soy muy persuasivo, tú no te preocupes, cámbiate para ir a desayunar, hice una reservación para dentro de una hora.

– ¿En dónde?

– Ya verás, date prisa, este día sólo estaremos tú y yo.

Me acerqué y le di un pequeño beso en los labios, Sali disparada hacia el armario me vestí rápidamente y salimos del departamento, manejó a toda prisa al aeropuerto, yo lo miré sorprendida cuando vi que nos dirigíamos ahí y que entraba al estacionamiento, me acarició la mejilla y después se bajó y me abrió la puerta del auto. Subimos a un helicóptero, pero no me dijo adónde nos dirigíamos, insistía en que era una sorpresa.

Al llegar me di cuenta que estábamos en Miami, un chofer ya nos estaba esperando y nos llevó a su casa, caminamos a la terraza y estaba una mesa puesta para dos personas, yo no podía estar más emocionada, lo abracé y lo besé apasionadamente. Sobre la silla había un hermoso vestido azul y fui al baño a ponérmelo, después desayunamos y más tarde caminamos por la playa con nuestras manos entrelazadas, nos metimos al mar y luego regresamos a la casa y estuvimos un rato en la alberca, compartimos muchos besos y abrazos, pero sin llegar a más, sólo estaba haciendo que mi deseo por él aumentará. 

Nos bañamos y comimos en un precioso restaurante, después nos dirigimos de nuevo al aeropuerto y de ahí a mi departamento. En la puerta del edificio me dijo que había olvidado comprar unas cosas, que me adelantara, le di un corto beso y subí. Me di cuenta que tenía varios mensajes en la contestadora y los escuché, no podía creer que los Greys tuvieran esos detalles, cada uno de ellos había llamado para felicitarme, incluidos Santiago y Mia quien me dijo que Angela y Elliot también me mandaban felicitaciones, no sólo había encontrado el amor, había encontrado una familia maravillosa, aunque me dolía el distanciamiento con mis padres, sólo esperaba que algún día mi relación con ellos mejorara.

Escuché que mi celular sonó y lo saqué de mi bolso, no tenía registrado ese número y un tanto desconfiada contesté.

– ¿Estás libre esta noche? – escuché la hermosa y aterciopelada voz de Christian.

No, estoy esperando a mi novio para ir a cenar – respondí siguiéndole el juego.

Déjalo plantado, te aseguro que te divertirás más conmigo – dijo en un tono sensual.

Sé que no debo dar detalles, pero, lo estoy esperando para que me dé mi regalo de cumpleaños.

– Yo te puedo dar uno mucho mejor, te va a encantar y hasta vas a pedir más.

– Me estás tentando demasiado – dije mordiéndome el labio inferior.

Y no te vas a arrepentir, te haré tocar el cielo las veces que quieras, hasta que ya no puedas más.

– ¿Seguro?, porque ahora mismo estoy que ardo, mi novio se dedicó a... incitarme todo el día y... ya te imaginarás como estoy – exclamé exhalando sensualmente.

– Yo puedo apagar ese fuego, sé que terminarás pidiendo más y más.

– ¿Dónde te veo?

– En el bar del hotel Rose Imperial, en media hora – colgó sin decir más.

Sonreí mientras miraba el celular, esa misma escena se había repetido un año atrás, sólo que un poco diferente, yo lo había llamado y él me había citado en ese mismo lugar, nuestro primer encuentro fue explosivo, jamás me imaginé que llegaríamos a romper sus reglas. hoy estaba completamente segura que nos amábamos y nos completábamos, él me enseñó a ser atrevida en la cama, a explotar al máximo mi sensualidad, a jugar y, yo, bueno, yo sólo le enseñé un pequeño detalle, a poner el alma y el corazón en la cama, le enseñé que amar es un arte.

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