17 de septiembre.

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Antes que nada, cuando lean este capítulo, escuchen "Fire Escape" de Foster The People. Os dejo el vídeo en multimedia.

Hay un cuarto.

Donde se esconde todo mi pasado.

Los diecinueve años que he vivido están detrás de esa puerta.

Organizados cronológicamente.

Hay cuadros, álbumes, pinturas, fotos, escritos, certificados, diplomas, registros y mas.

La puerta tiene tres cerraduras.

Es ese tipo de pasado que duele y te carcome hasta los huesos.

No he entrado ahí desde que nos mudamos.

Más o menos 7 años.

Me da miedo.

Lo primero que hicimos al llegar es organizarlo, colocar las cerraduras, con diferentes llaves, cerrar las ventanas que había en el cuarto y olvidarnos de esa puerta.

Después se fueron agregando recuerdos.

Durante estos siete años todo lo que podíamos lo deslizábamos por debajo de la puerta o mi madre entraba cuando yo no estaba.

Quiero que entres, Gemma.

Quiero que me ayudes a superarlo.

Tome las llaves de la caja fuerte guardada en el tocador de mi madre.

Deslice la primera cerradura.

La segunda.

Y al final la tercera.

Abrí la puerta...

Y las paredes estaban cubiertas por un color verde claro, cerca del verde azulado. Con múltiples cuadros. Con suerte encontrabas una grieta entre ellos. Había cinco mesas, en ellas estaban colocadas cajas, de grandes a chicas.

En el suelo había fotos esparcidas, pero tenían un orden.

Aspire el olor a paginas viejas y tinta.

Te pedí que entraras. Podías tocar todo lo que se te plazca. Esta es, literalmente, tu entrada a mi pasado.

Caminamos de derecha a izquierda por el cuarto.

Había recuerdos de cuando era pequeña, pase mas de la mitad de mi niñez en un hospital psiquiátrico.

¿El porque? No dormía. Mis padres se preocuparon. Me llevaron a estudios y resulto que eran principios de esquizofrenia, era demasiado pequeña para tener esa enfermedad, eran casos poco probables pero existentes.

A los siete años, me dieron el alta.

Seguía escuchando voces, pero aprendí a mentir.

Al poco tiempo las voces comenzaron a decirme cosas horribles sobre las personas y sobre mi. Empezaron a gritar e insultarme.

Intento de suicidio.

Entre de nuevo a terapias. Las voces desaparecieron por siete meses.

Me dieron el alta.

Como premio mis padres me llevaron de vacaciones a Miami. Caí de las escaleras del hotel, afectándome el nervio ciático. Cada vez que me movía sentía toques en todo el cuerpo. Me fue imposible levantarme por dos meses.

Volvieron las voces.

Segundo intento de suicidio.

Me internaron de nuevo. A los escasos diez años era una suicida y esquizofrénica en potencia. Comienzo a bailar. Ballet para ser exactos.

Las voces comenzaron a desaparecer, a los trece años llegue aquí, seguía bailando, me inscribí en una academia y baile como nunca.

Quería convertirme en bailarina profesional.

Mi profesora decía que no seria difícil. Cuando bailaba era hermoso, me sentía viva.

Tuve un accidente.

Casi quedo en silla de ruedas.

No pudo volver a bailar.

Tercer intento de suicidio.

Mi padre murió la misma noche del intento. Accidente automovilístico.

Volvió la esquizofrenia.

Me internaron de nuevo en el centro psiquiátrico.

Hace cinco meses salí.

Tenias mis zapatillas en cajas, eran cerca de 40.

Todos los papeles interpretados.

Todas las lágrimas derramadas.

Todo el dolor entregado.

Todas las heridas causadas.

Todos los insultos, alagos.

Todos esos aplausos y sonrisas.

Para nada.

Me quede vacía después del baile.

Era una bailarina mas que no llego a cumplir sus sueños.

Me derrumbe enfrente de ti, Gemma.

Y llore.

Y grite.

Te pedí que siguieses viendo.

Lo hiciste.

Aun tengo problemas en la espalda gracias al accidente.

Viste fotos donde estaba interpretando escenas. Donde era feliz.

Al salir del cuarto te abracé. Cerré la puerta y te guíe a mi cuarto.

Nos acostamos y me abrazaste.

Te quiero, Gemma.

Te quiero mucho mas de lo esperado.

Diario de una Homosexual.Where stories live. Discover now