15 de septiembre.

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Hoy mi madre me esperaba en la cocina con el desayuno preparado.

Después de devorarlo, salí rápidamente, nunca desayunaba.

Y ella me grito desde la cocina.

"No olvides invitar Gemma"

No lo se. Me gusta que al fin acepté lo que soy.

Llegando a la Universidad estabas sentada en la barda fumando un cigarrillo.

Me senté a tu lado y tome tu mano.

"Mama quiere que vallas cenar, Gemma"

Tu me miraste con los ojos como platos.

"¿Es enserio, Celaena?"

"Si, Gemma. Es enserio. Después de que te corrió empezamos hablar. Dijo que quería conocerte mejor. Pero es tu decisión aceptar no"

"Nunca me había puesto nerviosa, Celaena. ¿Y que me pongo? ¿A que hora? ¿Que pensara de mi? ¿Y si digo algo malo?"

"Gemma, ella ya te quiere. Vistete como quieras, es a las siete, no, no puedes decir algo malo, porque todo lo que dices para mi, vale la pena"

Me abrazaste.

Bajamos de la barda y caminamos a la clase tomadas de la mano.

Unos chicos se interpusieron en nuestro camino.

Empezaron a burlarse.

Le diste un golpe a uno. El otro estaba a punto de golpearte.

Me interpuse entre el puño y tu cara.

Sentí algo húmedo en el rostro después de caer.

Me ayudaste a levantarme y fuimos a la enfermería.

Tenia el pómulo y parte del ojo hinchados, se haría un feo moretón ahí.

Saliste hecha una furia.

Regresaste treinta minutos después con los nudillos de un color rojo.

También tendrías moretones.

Nos reportaron. Pero en ese momento yo no lo sabía.

Te dije que si querías venir a casa en lo que sobraba del día.

Dijiste que no podías, que tenias que llegar a casa para arreglarte.

Me acompañaste.

Me dejaste en la puerta.

Me diste un largo beso.

En mis labios. En las mejillas. En la frente.

Te quiero, Gemma.

Te quiero.

Diario de una Homosexual.Where stories live. Discover now