En algún momento quizá lo hemos sentido.

13 0 0
                                    

La desgracia de los enamorados.
Te miro y sonrío y volteas.
Te miro y sonrío y pretendes.
Te miro y sonrío, y me tienes.
Te miro y sonrío, pero ahora ya no me quieres.

Es un problema, pues no quiero cantos dulces, no quiero halagos ni cortejos. Solo quiero los tuyos. Los que nunca me diste. Los que nunca me darás. Y si me los dieras, amor mío, amor desconocido ¿seguirías siendo? Si me los dieras, amor mío ¿podría llamarte así? No se si es la costumbre al desdén o la constante carencia de afecto; o pleno masoquismo invicto. Más me gusta. La indiferencia resulta adictiva y el desinterés retador. No quiero algo normal. Te quiero a ti. Que paradójico esto, porque eres bastante normal. Yo me encargo de hacerte anormal. Yo me encargo de tornarte en algo bizarro. Como una plaga, me tocas y jamás serás normal de nuevo. Y de eso no tienes control. No quiero, amor mío, a nada más ni a nadie más. No me importa si tengo o no control sobre su normalidad o la tuya. Te quiero a ti, tal cual como ahora, o totalmente diferente. Porque mentirme ya no me funciona, acostumbrarme no he logrado. Así que lloro, amor. Lloro y lloro. Pues no se que pasa. No se si es costumbre o locura. No se si son utopías o infiernos. Pero te quiero a ti, porque me encanta tu indiferencia, y sueño con tu amor. Pero no lo quiero, pues cuando lo tenga, el sueño acabará, y yo tendré que despertar. O quizá si lo quiera, y la incertidumbre no me deje. Solo el tiempo dirá. Pero de que ahora te quiero, te quiero.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 09, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

(Des)enamorarse, entre otras torturas. Where stories live. Discover now