Capítulo 28

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-Es muy importante que no tengan plomo, o colorantes con nombres que no puedas leer, ¿ya leíste bien el empaque?

-Sí mamá, lo he leído bien -no lo había hecho en realidad, había tomado la caja colorida con figuras de El Mago de Oz y la había arrojado directamente al carrito de compras, quería algo diferente para Dulcie esa navidad, nada de figuras de super héroes o personajes de Starwars- todo es hipoalergénico.

-Los juguetes no pueden ser hipoalergénicos hija mía, mira si estuviera allá te ayudaría a elegir mejor.

-No me dejarías comprar nada -metió unos cubos de plástico de colores, un unicornio con accesorios intercambiables y un par de Barbies con el cabello azul y rosa porque le gustaron, pero probablemente terminarían sin cabello porque a su hija le encantaba hacer de estilista con ellas- está bien mamá, la pasaremos bien.

-Es nuestra primer navidad alejadas -la escuchó contener el aliento- me he preparado desde septiembre para esto pero aún así te hecho tanto de menos y a mis nietas también.

-Nos veremos pronto, ya lo sabes.

-Pero no mañana, no las veré abrir sus regalos.

-Lo harás, haremos videollamada -el castillo de Harry Potter de legos costaba el doble de precio que tenía una semana antes pero solo quedaba uno así que lo tomó también- ¿tienes ya todo para la cena?

-Todo listo, voy a ducharme ya para estar lista pronto, tu hermana está poniendo la mesa ya.

-Debes darte prisa entonces, te dejo para que comiences con tu rutina de belleza.

-Oh no, podemos hablar un poco más.

-Te llamaré más tarde, ahora mismo tengo que terminar mis compras navideñas y la fila para pagar está por la mitad de la tienda.

-De acuerdo cariño, te dejo encargarte de eso, nos hablamos más tarde ¿de acuerdo?

-Sí mamá.

-¡Y envíame fotos de las niñas!

-Sabes que lo haré, hasta más tarde.

Colgó la llamada y siguió metiéndose entre los pasillos; al final necesitó dos carritos para sus compras y uno de los empleados la ayudó a llevar todo hasta su taxi, aún le costaba mucho entender la jerga local y el modo de hablar de las personas pero se iba adaptando poco a poco, lo consideraba un progreso.


El tren había tardado más de dos horas en llegar debido al fuerte viento que comenzó conforme se acercaban al norte de la Isla, había rachas de viento muy fuertes, la temperatura no dejaba de bajar y según el pronóstico que dieron el la radio esperaban que comenzara a nevar pronto, al parecer habría una blanca navidad, cuando Jamie bajó del tren compró una sombrilla ya que también estaba lloviendo con fuerza, se puso a buscar un taxi pero toda la gente pensaba lo mismo y corría de un lado al otro, la mayoría cargados de bolsas seguramente llenas de compras navideñas, él no había comprado nada para nadie ese año, se encaminó a una pequeña cafetería que estaba a dos calles de ahí, estaba vacía y olía a chocolate caliente, pidió uno y se acomodó en una mesa junto a la ventana, le escribió un mensaje a su hermana a prisa para decirle que tardaría un poco más en llegar, cuando se guardó el móvil dos figuras cubiertas con impermeables entraron en el lugar y fueron directamente a él.

-¡Hola! -Olivia salió de debajo de un impermeable amarillo chillón.

-Qué sorpresa -Andrew salió del otro y tomó asiento frete a él. -Te vimos entrando y decidimos acompañarte un rato.

-Hola -se sacó la bufanda colgándola en el respaldo -¿qué hacen por aquí?

-Vamos a visitar a mi abuela, dice que me tiene un regalo -la niña miró a su padre- ¿Puedo tomar un chocolate?

Trato hecho | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora