Capítulo 11

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El deseo tan crudo de ambos vibraba por todo el espacio del baño, rebotaba en los azulejos y aumentaba la temperatura, aquello era como un sauna que ardiera a base de hormonas descontroladas, vaciaron el deseo que los consumía, Dakota podía sentir la erección de su vecino contra su cadera mientras la mantenía contra la pared, enterró las manos en los cortos cabellos de su nuca mientras él paseaba sus manos por sus caderas, subiendo por sus costados hasta sus hombros para aprisionarla mejor y besarla más a fondo, ella abrió la boca y tomó la lengua de su vecino como si quisiera fundirla con la suya, hacia tanto tiempo que no se sentía deseada, todo era tan caliente ahí pero él tenía demasiado control sobre ella, quería llevar las riendas de aquel beso y ella no estaba dispuesta a dejarse someter por nadie, así que tomando fuerza de algún rincón consiente de su mente lo tomó del cuello de la camisa para separarlo, cuando lo miró a la cara vio aquellos ojos brillar como nunca, casi como su barbilla que estaba cubierta de su saliva mezclada.

-No, abajo.

-¿Qué? -parecía muy aturdido y se sintió orgullosa por eso.

-Tú, abajo.

-Bueno, es un poco precipitado pero si eso quieres...

Su vecino se dejó caer de rodillas y sus manos fueron al cordel que sostenía sus pantalones de pijama, soltó un chillido escandalizado.

-Arriba.

-¿Arriba?

-No, abajo.

-Estoy muy confundido.

Lo tomó por las mangas de la camisa para levantarlo y lo empujó hasta que se sentó sobre la taza del baño que por suerte tenía la tapa abajo, se montó a horcajadas sobre sus caderas y le rodeó los anchos hombros.

-Tú abajo, yo arriba.

-Mi perspectiva era más interesante -él la tomó del cuello acercándola de nuevo para seguir besándola, su boca sabía a pasta de dientes sabor chicle, su piel era muy suave, las mechas de su cabello le acariciaban el rostro y los brazos, por fin pudo poner las manos en las zonas que más anhelaba, pero no era suficiente ni por asomo, tomó el dobladillo de la blusa y comenzó a meterlas bajo la tela, era como la piel del melocotón... y luego le dio un manotazo. -¡Ay!

-No, zona prohibida -no quería que notara las marcas de su último embarazo, así que le tomó las muñecas y las colocó sobre sus caderas deslizándolas hasta su trasero. -Ahí.

-¿Aquí? -le dio un apretón.

Ella cerró los ojos y dejó caer la cabeza atrás, situación que Jamie aprovechó para recorrer aquel largo cuello con besos húmedos, arrastró los dientes por sus clavículas y dejó que su lengua de deslizara por el canalillo de sus pechos mientras ella le metía las manos por debajo de la camiseta y le tocaba el pecho desnudo.

-¿Porqué tú si puedes y yo no? -dijo paseando su boca por la suave oreja.

-Merezco una recompensa por todos los favores realizados.

-Es un buen trato.

Las bocas volvieron a unirse, el aire les faltaba, ahuecando el trasero de su vecina comenzó a frotarla contra su dolorida erección, ella contuvo el aliento un momento antes de dejar escapar un gemido que se la puso más dura, necesitaba más pero no podían llegar más lejos porque, recordó en ese momento, estaban en casa de sus padres.

-Oh joder -separó su boca de la de ella y dejó caer su rostro contra sus pechos frotando como su fuera un cachorrito en busca de caricias. -¿Sabes dónde demonios estamos?

-¿Cerca de la tercera base? -para corroborarlo, su mano bajó para sentir el bulto de su entrepierna, él se apresuró a quitarla de ahí.

-Zona prohibida.

Trato hecho | Jamie y DakotaWhere stories live. Discover now