Capítulo 7

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Jamie usó el agua que había caído en su tina para darse un baño el lunes después de su rutina de ejercicio, no iba a pedirle a su vecina el baño por dos razones: tenía orgullo y escuchaba el llanto del bebé. Estaba de mal humor, no había desayunado y necesitaba cafeína en sus venas, así que de camino al trabajo compró un expreso y lo bebió de un trago mientras iba en el elevador, al abrirse las puertas pensó que sería un buen día, pero al poner un pie en la planta descubrió que no sería así.

Había un inusual cuchicheo que paró cuando notaron su presencia, fingió que no lo notaba mientras marcaba su entrada y saludaba a la recepcionista que le sonrió con inusual alegría, a su paso los habituales saludos parecían forzados o con demasiado interés, incluso al chocar las manos con el grupo de diseño notó que le miraban la mano con demasiada atención, cuando finalmente llegó a su pequeña oficina dejó el maletín y apenas tomó asiento detrás de su escritorio escuchó un repiqueteo de tacones acercándose, alzando la vista se topó con Brianna.

-Qué tal Jamie, ¿has tenido tiempo de revisar el proyecto para el museo?

-Solo por encima, hasta ahora luce prometedor.

-Nos hemos esforzado mucho -sonreía jugando con su melena pelirroja, iba con una de sus habituales faldas de tubo que le llegaban por las rodillas y podía verle el sostén a través de su blusa blanca. -No habrás tenido tiempo por tu fin de semana agitado, supongo.

Claro, ahí estaba el porqué de las miradas y los murmullos, seguramente se habría corrido el chisme de su "familia" por todo el edificio.

-Nada de eso, ¿algo más?

-El departamento de diseño y producción necesitan equipo nuevo para comenzar con la campaña de invierno, te enviaron la carta borrador por correo para que la revises y corrijas, la pedirán en el área de presupuesto para mitad de semana -ahora se miraba las uñas como si fuera lo más interesante del mundo. -Así que la fiesta de Gibson, ¿estuvo bien?

-Fue más una reunión, diría yo -abrió la carpeta del proyecto mientras encendía el computador. -Se lo ha pasado bien, seguro llegará de buen humor.

-Claro, igual que tú -había una nota de sarcasmo en su voz. -Por lo que contaron, la pasaste bomba con tu mujer y tus hijas.

Seguramente todos en la planta la había elegido como la mejor para sacarle la información completa, y se llevarían una gran decepción a la hora de reunirse a tomar café.

-No hablo de mi vida privada en la oficina -dijo esperando sonar tajante en el asunto.

-Es evidente, digo, mira este sitio -abarcó la oficina con su mano. -No hay fotos, dibujos sostenidos con chinchetas, ni muestras tu anillo.

Eso explicaba que le miraran las manos, tomó un post it y garabateó la palabra "anillos", se encargaría de eso después.

-Diles a los de diseño que tendrán la carta a la hora del almuerzo, y haré un resumen del museo, dile al resto del departamento de marketing que nos reuniremos a las cuatro para hacer los chequeos preliminares -alzó la vista hacia ella un segundo. -¿Porqué no ayudas a Burne a seguir vaciando su oficina? Hay cajas vacías junto a la copiadora.

-Claro, que pases buena mañana.

Él no alzó la mirada pero supo que le había mostrado el dedo medio antes de darse media vuelta.


-Venga, tú puedes hacerlo, es sencillo, solo pones el trasero ahí y esperas a que todo fluya... porque estoy cansada de que fluya del pañal hacia tus pantalones.

Trato hecho | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora