Errores del escritor amateur

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El escritor tiene muchos enemigos en un mundo oscuro que alberga horrores. Por ejemplo, las redes sociales. Porque necesitas Internet para documentanción o resolución de dudas puntuales pero igual que entras en la Fundeu también puedes entrar en Twitter y adiós tu jornada de escritura que tan pocas veces logras cuadrar.

La proscrastinación... Creer que no necesitas escaletas para hacer una historia con un mínimo de coherencia. ¿Qué más? Ah, sí. Los señores blancos. A menos que tú seas un señor blanco. Lo siento mucho. Si necesitas ayuda, el primer paso es aceptarlo. Luego asumirlo. Después, vencer al yo.

¿Qué más? ¿Qué más errores están esperando los señores blancos para señalarlos y que ellos te puedan explicar cómo se escribe la buena literatura? ¿Se os ocurren? A mí se me ha ocurrido muchos pero voy a ir poco a poco para no abrumar.

Si tienes mucha... bastante... demasiada... suerte se supone que esto te lo debería corregir un corrector. Lo que sería abrir la caja de Pandora. De mierda. ¿Por qué? Porque es mentira, Mari Carmen. Los correctores corrigen, sí. Forma. No contenido y esto es un error de contenido. Que un corrector cambie un divinamente por "de forma divina" no mejora el manuscrito. Lo deja igual de mal. La culpa no es del corrector. Es tuya, Mari Carmen, porque eso tiene que venir revisado de casa o al menos, de un corrector de estilo, que puede ser el mismo que el corrector ortotipográfico (no lo recomiendo) pero que te hace un doble servicio que vale más dinero o de un editor, que es lo que yo recomiendo. Suerte en la búsqueda de mi animal mitológico favorito: el editor que edita y corrige además de publicar y mandar.

Tener errores de amateur no significa que seas ni más tonto, ni menos nada. Solo que te tienes que acostumbrar a manejar cierto tipo de lenguaje, que es el lenguaje literario; igual que para aprender a sacar buenas fotografías tienes que manejar el lenguaje audiovisual. Mira yo no sé muchos idiomas pero sí dos lenguajes diferentes. ¿Lo podré poner en el currículum?

Al igual que aprehendes el lenguaje no verbal y el verbal a través del habla, tienes que acostumbrarte al literario. Eso se soluciona leyendo, porque aprendemos por mímesis. También volviéndonos conscientes porque no es algo a lo que se nos acostumbra desde pequeños. No somos los hijos de Góngora.

Es que me imagino a ese señor hablándole a la gente en verso.

Por eso, para dejar de cometer errores y tener un mayor manejo y fluidez del lenguaje literario (¡ojo! no todos los libros, ni todas las historias que contamos necesitan lenguaje literario) es imprescindible ser conscientes de lo que hacemos. Cuando aprendemos otros idiomas, nos explican la gramática para que aprendamos las construcciones y las reglas. Esto es lo mismo y por ello todos, sin funcionar como una mente de colmena, cuando no llevamos lo suficiente como para que nuestro cerebro se acostumbre (y algunos necesitarán más y otros menos), cometemos los mismos errores una y otra vez.

Muchas veces los consejos que os dan se basan en decir: "no hagas esto" pero no te explican porque. Eso es una pérdida de tiempo porque te limitas a almacenar el dato pero no lo interiorizas y a menos que vivas pensando en esa lista de errores, cuando te pongas a escribir se te va a olvidar y lo vas a cometer. A pesar de que tú sepas que no se debe hacer. Por eso mismo, lo importante es aprender a razonar qué significan esos errores y cómo podrías dejar de cometerlos.

No se basa en un aprendizaje negativo, como yo lo llamo. Sino al contrario. No es decir: "no debes hacer esto", sino decir "qué debes hacer para conseguir esto otro". Por eso, para subir el nivel medio de tus textos hay que olvidar la lista de la compra con "todas las cosas que no puedo hacer". Porque en muchos casos, no es que no las puedas hacer, es que las puedes hacer pero cuando se debe, conscientemente. No cuando surge.

A eso voy en esta primera parte donde os hablo de tres errores muy comunes que se tienen al empezar a escribir.

1. Poner coma entre sujeto y predicado

Esta es muy sencilla. Cuando hablamos, hacemos una pausa. El español es un idioma muy "intuitivo" a la hora de interpretarlo del caracter a la fonética. Como se lee igual que se habla, cosa que no sucede con la mayoría, hemos tendido a transcribir sin pensar tal cual lo escuchamos. Automáticamente, nuestro cerebro cuando detecta la pausa hablada que hacemos tras el sujeto, pone una coma. Pero es una trampa. En realidad no lleva a menos que ese sujeto tenga un complemento y la coma esté separando el complemento del núcleo del sujeto.

Es un error que por esa tendencia que tenemos desde que aprendemos a hablar y escribir, cometemos aun sabiéndola. Así que os aconsejo que repaséis siempre el capítulo buscando comas traidoras.

Así de fácil tanto caer en ello como solucionarlo.

2. Los adverbios de modo terminados en -mente. Los adverbios en general.

Esto es un mundo entero en el que me he desarrollado en el vídeo. Los adverbios en mente son marcadores donde podéis daros cuenta de que tenéis carencias de otro tipo. Por ejemplo, que la historia está mal ambientada. Que os falta puesta en escena. Ojalá fuera tan fácil como deciros: "cada vez que haya un adverbio en -mente, cambiadlo por un sinónimo para que no entorpezca la lectura". Ese es el atajo pero a veces es peor el remedio que la enfermedad.

¿Por qué? Porque podremos eliminar o nos podrá eliminar un corrector el adverbio pero el fallo seguirá ahí y sin un cartel de neón que nos lo diga. Cuando veáis un adverbio en mente deteneros un segundo y para pensar en todo lo que lleváis escrito hasta ahora. Quizás tengáis que hacer algo más que buscar un sinónimo. 

Pero esto no quiere decir que no se puedan utilizar adverbios, ni adverbios de modo terminados en -mente. Son una buena herramienta para marcar la anomalía o utilizarlos de intensificadores. Solo hay que saber dónde colocarlos cuando hacen falta de verdad y no como sustituto todoterreno de nuestras carencias a la hora de trabajar la historia en un aspecto más abstracto y mucho más anterior que el estilo narrativo.

El error no está en cómo escribes, sino en lo que escribes.

3. Los gerundios

Un poco parecido al anterior pero con la salvedad de que es cierto que se pueden poner más a menudo. El problema que hay con los gerundios es que tendemos a usarlos mal y cometer lo que se llama gerundio de posteridad, cuando un gerundio lo que expresa es justo lo contrario: anterioridad.

Abusar de la misma construcción también es un indicio de que hay algún tipo de carencia en la puesta en escena y en la ambientación.

He empezado por lo más básico pero tal y como digo en el vídeo, se suele mejorar de forma general. Cuando ya alcanzas mayor fluidez, lo haces con todo de golpe. No es como si primero dejaras de poner adverbios en -mente y luego ya usaras bien los gerundios. Cuando lo interiorizas todo, se te hace familiar y tu subconsciente lo reproduce sin casi pensar, suele ir todo en un pack. Así que no os agobiéis por eso. 

Un buen primer paso es descubrir que esos errores existen, porque los comentos y qué clase de indicio son. Más adelante abordaré otros como el mundo de las repeticiones, tan polémico. Tan retorcido.

Sigo sin saber a qué huelen las nubesWhere stories live. Discover now