55. Día 9 / Clase de piano.

16.6K 1.2K 621
                                    





Emilio.

Los sándwich me quedaron deliciosos. Me siento muy orgulloso de poder hacer algo por Joaquin. Le pongo todo el cariño del mundo a esta sencilla cena. Él me ha enseñado que el amor va más allá de besos y caricias, es un conjunto de detalles que estas dispuesto a hacer por la otra persona sin esperar nada a cambio, solo por el simple hecho de regresar un poco de lo mucho que te hace sentir amarlo.

-te quedaron muoy buenous! - Me da tanta ternura que hable con la boca llena, es como un niño pequeño.

-Que bueno que te gustaron los hice con todo mi amor.

-Ay, quisiera unos besos con mucho amor después de cenar. ¿No guardaste tantito?

-Para ti el amor se me reinicia cada vez que te veo.

-¡Oh wow! Me gusta mucho cuando te pones así de meloso. ¿Quien lo iba decir? al principio cuando nos conocimos eras bien seco conmigo. Yo sospecho que seguro sabías que me gustabas y te hacías el muy galán.

La confesión de Joaquin me alarma. No se había dado el tema de como era el trato cuando nos conocimos y me entra la curiosidad. 

-Cuéntame más sobre eso. Me gustaría agregarlo a mis recuerdos. Creo que es algo importante. 

-En realidad es una tontería. Al principio eramos muy distantes. Tú porque sabías que yo gustaba de ti y yo porque sabia que tú sabias que yo gustaba de ti. 

-Mmm eso no me cuadra mucho. Seguro yo también gustaba de ti pero me hacia el loco. Que cagada que no me acuerde si no lo podría confirmar.

La cocina se inunda de nuestras risas. Me encanta tener a Joaquin de compañía. No importa que estemos haciendo siempre logra convertir los momentos mas sencillos en algo especial. 











Joaquin.

Estoy un poco nervioso, salgo con el teclado de Emilio de mi habitación. Tengo muchas ganas de cantar con él y que me cante. Recuerdo que nos podíamos pasar las horas entre llamado y llamado cantando en los camerinos, sin darnos cuenta nos hablábamos con canciones, nos confesábamos lo que sentíamos cantando. 

Hoy no quiero que Emilio recuerde algo en especial, mi objetivo es revivir lo bonito que es cantar a su lado.

Mi príncipe estaba sentado en el sofá viendo su celular, me tiemblan las manos de los nervios. Intento captar su rostro para medir su reacción, quiero que pasemos un buen momento y deseo que el piano nos ayude con eso.

Hago un fuerte sonido con mi garganta para llamar su atención. Sus ojos se iluminan. Se levanta de su asiento como si un resorte lo hubiera lanzado hacia donde yo estaba.

-Joaco, mi piano.

-¿Quieres cantar conmigo?

Sus ojos medio achinados por la risa me matan de ternura, no puedo hacer más por mí mismo. Pongo el piano en sus manos y le doy un tierno beso en su mejilla. Como un niño pequeño va y se acomoda en la mesa y empieza a tronar sus dedos. Siempre hace lo mismo, es como un ritual que tiene antes de empezar a tocar. Se me encoje el corazón. 

-¿Con qué cantar juntos eh?

-Sí, me gustaría mucho.

-Primero deja que yo te cante. Me haría muy feliz poder expresar lo mucho que haz logrado hacerme sentir en estos días. Quiero hacerte llegar un mensaje con mi voz.

10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora