Capítulo diecinueve: Te echo de menos, cariño.

Start from the beginning
                                    

¡El piso estaba tan helado, que me arrepentí de no haberme puesto unas medias como mínimo!

Escuché a Mark reír del otro lado de la línea, haciéndome volver a la realidad.

¿Cómo has estado hoy? ¿Qué tal te ha ido estos días, desde que me he ido? —preguntó con interés.

Oh, si tan sólo supieras…

—Bien —dije, en contrariedad de mis pensamientos, sintiendo una lagrima silenciosa deslizarse por mi mejilla.

Danielle —dijo Mark en un tono tenso—. ¿Qué pasa, cariño? ¿Ocurrió algo malo? —Aunque supe que quiso sonar suave y delicado, su voz no soltó la tensión y parecía estarse conteniendo.

Me sorprendí por ese cambio tan radical.

—No ocurrió nada —mentí—. ¿Por qué lo preguntas?

Se aclaró la garganta, un poco incómodo con la situación.

Bueno, por… —Su voz comenzó a apagarse—. ¡Maldición! —Lo escuché gritar. Su voz sonaba tan lejana, que me era apenas perceptible—. ¡Espera! ¡No cuel…! —Su voz quedó a la mitad y fue interrumpida por el sonido de unas monedas—. Bien, ya  está. ¿En qué estábamos?

—¿Estás gastando tu dinero en un teléfono público sólo para hablar conmigo? —pregunté con sorpresa, enternecimiento y diversión.

Bueno, moría por escuchar tu voz y hablar contigo un poco… ¡Un minuto! No me cambies el tema —se quejó suspicazmente—. Estaba por responder a tu pregunta —Se aclaró la garganta y el asunto se tornó serio nuevamente—. Iba a decirte que pregunté porque el tono de tu voz dejó al descubierto que estabas llorando o tenías ganas de llorar. ¿Qué ocurrió, Danielle? Quiero saber qué fue lo que te hizo tanto daño como para que lloraras.

Dilema del momento: ¿Debía contarle o no? 

Sabía que a Mark sería incapaz de juzgarme, que me apoyaría fuese lo que fuese y que, sobre todas las cosas, jamás me criticaría. Pero no quería decepcionarlo ni nada de ese estilo… Esto era tan difícil…

—Michael ha venido a mi casa —dije antes de tener tiempo de meditar más la situación. Mark se mantuvo en tenso silencio, a la espera de que continuase y, aunque no pudiese verlo, sabía que seguramente mantenía el rostro inexpresivo y los brazos rígidos. Tragué antes de poder continuar—. Me ha besado y…, yo…, le he correspondido —Me aclaré la garganta incómoda, y finas lágrimas de vergüenza inundaron mis mejillas—. Pero luego de eso, me ha dicho que jamás podríamos ser pareja, que no era para mí y se ha marchado sin importarle lo que yo dijera —Por razones obvias, había omitido la incómoda parte donde mi madre nos pillaba y comenzaba a interrogarnos como a dos delincuentes.

¡Si será idiota! —Bramó con rabia contenida, para luego tomar unas cuantas respiraciones profundas en un intento de tranquilizarse—. Disculpa ese pequeño arranque, pero no he podido evitarlo —dijo ya más tranquilo, pero sin ocultar el toque rabioso—. Lamento mucho lo que ha pasado, linda. Quisiera estar ahí para poder subirte el ánimo y salir un rato a tomar un paseo. Mira, sé que debe ser duro para ti, pero no debes llorar, Danielle. Si Michael no supo la maravilla de persona que tenía al frente, él se lo pierde. Además, aún tienes a este pobre y desgraciado chico que se muere por ti y tiene amor suficiente para ambos.

Mi corazón se hinchó dentro de mi pecho ante sus palabras y más lágrimas me invadieron. ¿Por qué a veces las chicas somos bastante estúpidas en temas del amor y no nos podemos decidir de una vez por el chico indicado?

Designada ©Where stories live. Discover now