Día 6: ¿Es un trato?

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Definitivamente la situación con Elizabeth 3era lo hacía sentirse vulnerable.

–Señor Han, todo el edificio fue limpiado tal y como lo pidió, no hay rastro de alguna hebra de su gata.

–Bien... Pronto llegarán. – habló Jumin, dándole la espalda a uno de los encargados de la limpieza del edificio, viendo desde esa gran ventana la ciudad que lo rodeaba. Tomó un poco de aire y suspiró suavemente, debía tener todo listo para cuando esos tres personajes llegasen a su casa, para suerte suya, Elizabeth 3era no se encontraba y no corría riesgo de ser acosada por uno de ellos, seguramente sufriría mucho su gata y él, bueno, lo sacaría a patadas de su casa y arruinaría una velada pacífica, porque eso se suponía que debía ser, una velada tranquila, sin peleas de por medio, ni alergias, eso era lo que la gente normalmente hacía ¿no? Los... ¿Amigos? Oh, aunque muy pocas veces lo hacía con V, ironías de la vida.

Las horas fueron pasando y finalmente el reloj indicaba que era tiempo de recibir a sus invitados, pese a estar con una camisa, ésta vez evitó usar una corbata, todavía consideraba un gasto de energía el pensar en cual usar, así que optó por no usarla. El chaleco y la camisa era más que suficiente ¿O quizás estaba demasiado formal? Era inevitable pensar de esa forma, quizás ellos vestirían algo más informal y Yoosung, incluso con esa ropa tan extraña.

–Oh, estás aquí– la voz de Jumin se escuchó apenas vio a Seven, mismo que vestía lo que normalmente una persona vestiría.

–Sí, veo que nadie ha llega...

–¡Hola! Lamento la demora... recibí una visita inesperada.

Yoosung...– susurró Luciel al ver a Yoosung vestido formalmente, casi parecía como si fuera el mismo Jumin Han el que hubiese escogido su ropa. –¿Qué pasa con esa ropa...?

–¿Eh? E-es que mi mamá me dijo que debo vestir así. Yo no quería, pero...– los ojos de Yoosung se desviaron y un tenue rubor se tiñó sobre sus pómulos luego de fruncir ligeramente el ceño por la vergüenza. –¿T-tan mal me veo?

–... ¡Para nada! ¡Luces AShfd!

–Creo que se mordió la lengua. Yo creo que luces bien, nunca te había visto vestirte de ese modo más que en las fiestas anteriores, pero fuera de ellas siempre sueles usar esa chaqueta extraña. – Jumin se acercó a Yoosung mientras hablaba, apoyando su mano sobre el hombro ajeno.

–¡No es extraña! ¡Es bonita!

–Es lamentable.

Ugh... ¿Eh? ¿Zen todavía no ha llegado?

–No, seguro no demora en llegar. Vamos, siéntanse como en casa, la cena estará servida apenas llegue Zen, comeremos y luego podemos ir a ver qué hacer. Tengo una sala de juegos, aunque no estoy muy seguro si les guste. También en la planta baja tengo una sala de bowling.

–¡OH! Juguemos después de cenar, Yoosung y yo haremos equipo, Zen y tú serán el otro equipo. Los perdedores deben pintarse la cara a sí mismos, y luego serán los esclavos de los ganadores ¡¿Entendido?!

Uhm... suena interesante. Aunque se sabe que haré todo lo posible porque ganemos– la sonrisa en los labios de Jumin fue tan sincera y a la vez macabra que logró que Luciel temblara, quizás había cavado su propia tumba.

–Ganaremos... ¡Seven y yo ganaremos sin falta!

–¿Eh? ¿Por qué tanto griterío? – apareció Zen con una ceja enarcada, observando a Yoosung con extrañeza al escuchar esas últimas palabras ¿Acaso habían hecho una especie de apuesta sin él? –¿De qué estaban hablando?

Yo no creo en el amor...Where stories live. Discover now