Los cuatro más grandes avanzaron hacía la puerta.

Lucy: ¡Pero no lo imaginé!

Susan: Lucy, ya basta.

Lucy: Pero no estoy mintiendo.

Astrid: Lucy, por favor.

Edmund: Yo te apoyo -los cuatro lo miraron.

Lucy: ¿En serio?

Edmund: Si, te creo. Yo vi un campo de fútbol en el gabinete del baño.

Peter: Ya déjala en paz Edmund. ¿Por qué siempre tienes que empeorarlo todo?

Edmund: Solo era un chiste.

Peter: Creo que tú nunca crecerás.

Susan: ¡Peter!

Edmund: ¡Déjame! ¡Tú te crees nuestro padre y no lo eres!

Salió de la habitación.

Astrid: Tú si que arreglas las cosas. Idiota -le dijo a Peter saliendo detrás de Ed.

Susan simplemente miró mal a Peter y salió detrás de Astrid.

Lucy: Pero, todo lo que dije es verdad.

Peter: Susan tiene razón Lucy. Ya basta.

Lucy cerró el ropero y salió triste de la habitación.


(...)

Astrid: Peter, tenemos que hablar.

Después de lo ocurrido en la habitación, Lucy se había ido a dormir y Susan estaba con Edmund. Peter se encontraba en la biblioteca, sentado mirando hacía la ventana.

Astrid se sentó junto a Peter y ambos se miraron.

Peter: Se que lo que dije estuvo mal. Lo lamento.

Astrid: No es conmigo con quien tienes que disculparte.

Peter: Él no me escuchará. Nunca lo hace.

Astrid: ¿Cómo quieres que lo haga si siempre lo regañas? 

Peter: Su comportamiento lo amerita.

Astrid: Se comporta así desde que tu padre tuvo que irse, él era todo para Ed. ta ti. Piensa en eso Peter.

Se levantó y salió de ahí.


(...)

Por la noche, cuando todos estaban dormidos, Lucy despertó, tomó su bata y una vela y salió de su habitación. Se encaminó a la habitación del ropero. Ed, que tampoco estaba en la cama, la vio caminar por el pasillo y la siguió para jugarle una broma.

Lucy abrió al ropero y entró en él. Ed entró en la habitación justo cuando Lucy entró al ropero.

Edmund: Lucy. ¿Dónde estás? 

Abrió la puerta del ropero pero no había rastro de su hermana ahí. Entró al ropero y cerró la puerta creyendo que su hermana se asustaría. Caminó hasta que chocó con unas ramas y cayó sobre una suave capa de nieve.

Se levantó y miró asombrado a su alrededor.

Edmund: Lucy -la llamó- ¿Dónde estás? Ya se que me equivoqué. Te creo. 

Caminó hasta llegar al faro. Lo miró unos momentos y siguió su camino en busca de su hermana.

Se detuvo cuando escuchó el tintineo de cascabeles. Un trineo casi lo arrolla de no ser porque se hizo a un lado, aunque cayó en el intento de salvarse. Un enano bastante feo y malhumorado bajó del trineo y se acercó a él. Edmund trató de escapar pero fracasó. El enano se lanzó sobre él y le puso el cuchillo en el cuello.

Edmund: Déjame ir.

Jadis: ¿Y ahora qué Ginarrbrik?

Edmund: Basta, por favor. Dile que yo no hice nada -le dijo a la voz que provenía del trineo.

Ginarrbrik: ¿Así te diriges a la Reina de Narnia?

Edmund: No la conozco.

Ginarrbrik: Ahora no la olvidarás jamás.

Levantó su cuchillo e hizo además de asesinarlo, pero Jadis lo interrumpió.

Jadis: Espera. 

Edmund levantó la vista y vio a una mujer de pie frente a él. Su piel era pálida, su cabello rubio y vestía toda de blanco con una gran corona de hielo sobre su cabeza.

La Bruja Blanca.



Una Nueva Aventura (Peter & Astrid) TERMINADAWhere stories live. Discover now