11: Genios, desiertos y zorzales.

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Cuando llegamos al taller, estábamos empapados. Ornella estaba con los pies cruzados arriba del escritorio. Se levantó de de un salto, corrió hasta nosotras y nos abrazó muy fuerte. Pero no estaba tan ansiosa, parece que el adivinador que le regaló Mila estaba funcionando. Me puse feliz por mi amiga.

—Cuéntanos cómo llegaste a la Sede —interrogó Stella, mientras dejaba la mochila con sus cosas en su escritorio— Te perdiste lo más divertido del viaje, hacer dos escalas en vuelos internacionales y la lluvia torrencial cuando salimos del aeropuerto, ningún taxi nos quería llevar.

—Hice 10 escalas antes de llegar, en el tercer lugar donde pensaba, no quería ir a los lugares obvios, por si me habían estado monitoreando. ¿Cómo fue su viaje? En el quemacoco aparecían como "Atascadas en el aeropuerto" y durmiendo sentadas, mejor vayamos a sentarnos en los sillones, en la sala de descanso. Ya está el mate, el café y el té preparados, acompañados con alfajores y sándwich de miga.

—Sos la mejor Ornella, te amamos —respondió Stella.

En la sala de descanso, me senté en el sillón gris, Ornella a mi derecha y Blass a mi izquierda. Benny y Claus cada uno en los sillones individuales y Stella quedó al lado de Bastián en otro sofá.

—Después de que te fuiste y de que terminara la pelea, llamé al equipo de limpieza — dijo el Lobo, en tono sosegado—. Tardaron 20 minutos en llegar, y una hora en trasladar a los bandidos, algunos requerían atención de los Sanadores, estuve tentado de pedir ayuda a otros cazadores, pero preferí no hacerlo al no conocer sus lealtades. Y con esto empezamos la travesía aérea, hicimos 5 escalas desde Ushuaia hasta acá. Cuando bajamos del cuarto avión nos quedaban 20 minutos para abordar el quinto, tuvimos que correr por medio aeropuerto —su tono pasó de tranquilo a quejumbroso—. No pudimos comer en 5 horas.

—Tomaron una buena decisión, aunque fueran de confianza los cazadores era mejor que volvieran en avión —respondió Claus—. No queremos involucrar a nadie más en la misión y que los Místicos quieran sacar provecho y secuestren a uno de nuestros ayudantes. Ahora comamos y mientras lo hacen quiero un informe con los pormenores de todo lo sucedido —puso suficiente intensidad en la palabra "Todo" para que no nos quedará duda alguna de que Ornella había censurado algunas partes del viaje.

Tres horas después, con dos ataques de nervios de Benny y cinco arrebatos de Claus, todos estábamos al corriente de los acontecimientos. Benny se lamentó porque no pudo manejar el trineo y porque las armas fueron escasas e insuficientes para la misión. Claus nos regañó por dejar a Ornella correr riesgos innecesarios, ella replicó que era una cazadora calificada y que si él estaba ahí, los acontecimientos iban a suceder de la misma manera. Se dijeron más cosas y terminaron enojados con todo el mundo. En mi opinión Ornella tenía razón, pero no por eso se lo iba a comunicar a Claus; no hay que meterse en las discusiones de los demás.

—Ahora solo hace falta encontrar el fuego negro —comentó Ornella malhumorada—, de esa leyenda no tengo ningún indicio. ¿Alguien sabe por dónde empezar?

—Si no ves el camino a seguir —respondió Stella.

—Ve al oftalmólogo —interrumpí, así aligeraba el ambiente, no surtió efecto, no saben apreciar mis chistes.

—No, ve a la biblioteca.

—Eso también valía.

— ¿No habían buscado ya en la biblioteca? —preguntó el Pajarraco.

—Sí, pero no sé me ocurre donde más buscar.

—Lo mejor será que vayamos a casa, y descansemos —respondió Benny en tono firme—. Hace una semana que están durmiendo y comiendo mal. Mañana a las 8 de la mañana seguiremos tratando de descifrar lo que nos falta.

Estrellas Fugaces y Fuego NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora