8. Interrogatorio

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TaeHyung se disculpó con MinHo mediante una mentira. Debía regresar cuanto antes a Seúl porque tenía un problema que atender en casa. Se iría en tren, a pesar de que ello rayaba en el masoquismo. No obstante, era su única opción y, por tanto, abordando el último tren de la noche, TaeHyung sintió el alivio recorriendo sus venas tal como lo había sentido la vez que abandonó su ciudad natal mientras veía a su madre despedirlo desde el andén.

La cálida madrugada de primavera lo recibió en Seúl cuando faltaban pocos minutos para las 4AM. TaeHyung continuaba aletargado por el cansancio que lo invadía, por lo que fue el taxista quien lo despertó una vez que llegaron a su destino.

Como una sombra andante, TaeHyung subió las oscuras escaleras con cautela, queriendo pasar desapercibido para quienes en esa madrugada de domingo mantenían el continuo entrar y salir del departamento que servía de bar clandestino. Cada vez que hacía ese recorrido, el violinista se convencía de que debía apresurarse en conseguir un nuevo hogar, uno en donde no tuviese que escuchar risas de ebrios ni peleas constantes. Odiaba vivir en aquel edificio, pero a la vez sentía que era su refugio, el lugar al que siempre anhelaba llegar luego de pasar días en lugares a los que MinHo lo llevaba.

— Hola, pequeño.

Al llegar al último escalón que daba al tercer piso, TaeHyung correspondió el saludo con una sonrisa y el hombre que vigilaba a quienes entraban al bar clandestino, continuó hablando con la persona que lo acompañaba aquella madrugaba.

Sólo faltaba un piso y llegaría, pero la maleta de cabina y el violín parecieron ser más pesados a medida que avanzaba a su destino. Así, exhalando con pesadez, TaeHyung dejó las cosas en el suelo y abrió la puerta del departamento con la satisfacción de verse envuelto en el calor de su refugio.

Las piernas le pesaban en demasía y sus cansados ojos buscaron a la persona que tenía el televisor encendido. Lo extraño, a vista del violinista, era no escuchar sonido alguno, aunque pronto un ronquido lo sobresaltó y se tuvo que llevar la mano al pecho apenas descubrió que NamJoon dormía con la boca abierta sobre el sofá. No era la primera vez que lo encontraba en tal estado, así es que como si fuese costumbre, apagó el televisor y se fue directo a su habitación. No importaba que NamJoon durmiera en el sofá, prefería eso a tener que despertarlo porque de seguro, al escuchar vagamente el ruido que provenía del bar clandestino, NamJoon querría abandonar el departamento para ir por una buena dosis de alcohol, lo que siempre traía consigo escucharlo llegar a tropezones, botando cualquier cosa a su paso y, por ende, despertándolos a todos.


❀❀❀


El sonido de la música que se escuchaba se mezclaba con el retumbar proveniente del piso de abajo. Era como si ambos departamentos batallaran en cuál de los dos disfrutaba de mejor manera del día domingo.

TaeHyung bostezó al salir de su habitación y guió sus pasos hacia la sala, lugar en el que descubrió a NamJoon sentado en el mismo lugar en que lo descubrió en la madrugada. Incluso, NamJoon continuaba vestido con la misma ropa y, alegre, sostenía una botella de soju entre sus manos mientras que su novia reposaba la cabeza sobre sus piernas.

— ¡Taehyuuuungiiiieeee! —sonrió ella al ver que el castaño abría la puerta que daba hacia el pequeño balcón con la intención de que el humo acumulado se dispersara— ¿Cuándo regresaste? —continuó ella siguiéndolo con la mirada— ¿Vaciaste muchas billeteras de esos estúpidos ricos?

— Regresé en la madrugada —respondió TaeHyung a lo primero y luego volvió a bostezar.

NamJoon se llevó la botella de soju a los labios, mientras que su novia se sentó de manera correcta para así recibir a TaeHyung entre sus brazos. De tal modo, el menor recostó la cabeza sobre las piernas de ella y el resto del cuerpo sobre NamJoon.

LE QUATTRO STAGIONI│YOONTAE ○.。o○.Where stories live. Discover now