02 | OSCURIDAD

114 51 123
                                    

—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MIKE

No puedo evitar girar los ojos cuando Jasmine tira por tercera vez otros 5 atuendos encima de su cama, o para ser exactos, encima de mí. Bufó muy fuerte para que note que tan obstinado me encuentro, y me remuevo echando al piso las últimas prendas que cayeron sobre mi.

—¡Michael, recoge eso! —me amenaza con un gancho de ropa, pero no se ve para nada amenazante, de hecho bastante graciosa.

—Mis bolas son las que voy a recoger —mi voz suena áspera, así que tengo que carraspear, son aproximadamente las 11 de la mañana de un viernes y estoy jodidamente molesto.

No tengo clases los viernes, solo práctica por la tarde así que suelo despertar al medio día, pero Jasmine estaba intensa tocando mi puerta para que la ayudara con las maletas.

Ya hoy es viernes y vamos a partir todos al pueblo de seguramente mala muerte ese. Yo por obligación, algunos por gusto y otros por no tener nada mejor que hacer este fin de semana.

—Deja de ser tan odioso y obstinado, vamos a viajar y no quiero que tengas esa cara todo el trayecto. —recoge las prendas que tiré al suelo, cuando la tengo casi encima de mi, me giró en la cama y me acuesto boca abajo para no prestarle atención.

—Si, si, si. Lo que tú digas Jasmine. —trato de cerrar los ojos de nuevo para quedarme dormido, no pasan ni cinco minutos cuando siento en mi cuello, espalda y trasero un líquido frío y resbaloso. —¡Que coño...!

Me paro de una de la cama como un maldito resorte, mientras que bailo una cosa extraña para tratar de que los hielos caigan al suelo con el agua y no se vayan al interior de mi bóxer. Lo hago en vano, ya que unos tres ahora mismo están en mi culo.

—¡Te voy a matar, Jasmine! —grito a todo pulmón, me saco el jean oscuro que tengo puesto de un salto quedando en bóxer, los jalo un poco para que los hielos caigan al piso. —Maldición, Jasmine.

—Iug, desde aquí se te ve el culo. —la busco con la mirada, ella está en el umbral de la puerta, tiene un pie dentro de la habitación y otro afuera mientras que está alerta. Frunzo el ceño al ver lo que está en sus manos. Un teléfono con el flash encendido —A ver Mike, dime, ¿vas a estar con esa cara larga todo el viaje, mientras yo tengo este vídeo tuyo saltando como un estúpido como si tuvieras picazón en el cuerpo? Ni me imagino lo que dirán tus amigos al ver...

—Si haces eso date por muerta. —me quedo quieto, esperando su posible movimiento, al ver solo una sonrisita que es lo último que esperaba, me pongo más alerta.

—Si vas a estar con esa cara larga... —la miro directamente a los ojos, los tiene verdes, pero claro que no son más despampanantes que los míos, no, claro que no. Derrotado, niego con la cabeza lento.

Donde se ocultan los sueños ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora