El Porqué Debería Haberme Quedado en Casa

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Naomi fingiendo que no me escuchaba se acomodó el cabello para luego abrir la puerta con el dramatismo que siempre parecía bailar a su alrededor. Heather y yo las seguimos desde atrás cuando la música, antes amortiguada por las paredes, me golpeó como un puñetazo. El olor a humo, a alcohol y a otras sustancias invadió mi nariz en cosa de segundos y mis ojos se dirigieron inmediatamente a la multitud sudorosa que, a medida que avanzaba, comenzaba a ocupar todo mi cuadro de visión.

—Eh, preciosura.

Un tipo se acercó bailando a nosotras con dos vasos rojos en sus manos, me tendió uno de ellos tomándome de la cintura. La camiseta le dio más acceso de lo que yo deseaba.

Reí nerviosa tomando el vaso, recordándome a mi misma no beber ni una gota de él.

—Vengo con mi novio—Dije soltándome de su agarre lascivo un segundo antes de que Naomi apareciera a mi lado.

—Piérdete, idiota—Amenazó antes de que el susodicho en cuestión, intimidado, se alejara para buscar a otra presa.

Me encogí de hombros al tiempo que Naomi me tomaba por el brazo y me arrastraba entre los cuerpos en movimiento.

—Te dije que esa camiseta era mágica—Gritó para hacerse escuchar por encima de la música al detenerse junto a una mesa con botellas de diferentes formas y claro, cerveza. Naomi me tendió una en lata tomando mi vaso y lanzándolo a un lugar de por ahí—Ahora bien, ¡Vamos a emborracharnos!

Reí por lo bajo tomando un pequeño trago buscando entre la multitud a Heather, que en cosa de segundos había desaparecido como si hubiera sido tragada por la tierra. Me pregunto a donde habrá ido. Dirigí mis ojos hacia las paredes de la habitación encontrándome con varias escenas parecidas a las de Jersey Shore y a una sonrisa Colgate con hoyuelos incluida.

A ella la acompañaba la misma chica de las clases de teatro. Sí, la tipa de la cicatriz en el trasero. La misma que en este momento no paraba de tocar su brazo con dedos escurridizos a una distancia que me hizo querer lanzarle mi lata directo a uno de sus ojos. Probablemente alguien ya lo había hecho porque no paraba de parpadear.

Como la reina del masoquismo que era me quedé mirando como Aaron reía por algo que le había dicho la morena al tiempo que se llevaba a la boca una botella de un liquido ambarino hasta la mitad. ¿Era ron?

Pues no lo sé, la verdad es que dejé de pensar en que tipo de licor contenía la botella cuando el castaño se aceró a susurrarle algo al oído a la tipa.

Dejé salir un suave suspiro a través de mis labios, ahí, mirándolo por largo rato hasta que vi como Aaron deslizaba sus ojos de los de ella a los míos y su sonrisa se evaporada tan rápido como lo había hecho Heather hace unos momentos.

A lo largo de la semana no me lo había topado en ninguna de las clases y las únicas veces que lo había visto por el pasillo lucía demasiado interesado en cualquier otra cosa como para perder el tiempo conmigo. Tampoco era que yo estuviera dispuesta a intentar que me hablara de nuevo. Él ya había dicho suficiente.

—¡A bailar!—Interrumpió Naomi mis pensamientos antes de que apartara la mirada. Demasiado lento para ella, quien no tardó en fijarse en que era lo que estaba mirando. Frunció el ceño―Mierda—Maldijo lamentándose—¿Por qué tiene que ser tan atractivo, maldita sea?

Lo mismo me preguntaba.

―No lo sé. No me importa—Tomé acercando la lata a mi boca. Me la bebí toda sin miramientos de por medio.

—Vaya chica, creo que necesitas algo más fuerte.

La detuve con una mano.

—No, estoy bien. Vamos a bailar—Dije tomando otra cerveza al tiempo que me adentraba a la pista de baile. Necesitaba quitarme este sentimiento enfermizo de encima ¿Y que otra cosa mejor que bailar o beber había para hacer eso? Exacto, hacer las dos cosas juntas.

Dark Demons© (Libro I) ✔️Where stories live. Discover now