El Bello Enigma Que Es Mi Vida I

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Lanzando un largo suspiro tomo el borde de mi camiseta y la estrujo observando como el charco bajo mis zapatos—También mojados— se hace cada vez más grande. Lo observo sin otra expresión que cansancio grabada en la cara, deseando volver bajo esas suaves y cálidas mantas para poder descansar y aliviar el rastro de dolor en mis músculos por consecuencia de mantenerlos tensos por un largo periodo de tiempo.

La hija de Chuck Norris había resultado ser un fiasco.

Ladeo mi cabeza a ambos lados para aliviar un poco el daño antes de caminar en dirección a las escaleras y posar mi trasero empapado en ellas, sí, para posarlo y fingir que no estaba a punto de explotar de la incomodidad.

Estos dos...estaban comenzando a hartarme.

No había sido nada como la vez en que me enteré que Aaron estaba involucrado en todo este tema y habíamos ido a comprar helados, oh no, esto...era mucho peor.

Al entrar al edificio lo primero que habían hecho era comenzar a hablar como si yo no estuviera frente a ellos—Que a decir verdad no era algo muy nuevo—susurrando secretos con rostros preocupados y echándome miradas sobre sus hombros como si estuvieran intentando decidir que hacer con el perro de la difunta abuela y luego...luego vino lo peor; El silencio, ese silencio tenso que duró lo que fueron quizá quince minutos antes de que Aaron lo rompiera.

"Hay que llamarlas"—Había dicho un segundo antes de tomar el móvil desde su pantalón y comenzar a hablar con quién sabe quién.

Ahora...las estábamos esperando a ellas y me imagino que hablaban de las gemelas porque nadie me había puesto al corriente de nada. Sí, de nada ¿La razón? Volvían a estar en silencio, ese maldito y endemoniado silencio que podría haber sido totalmente común si este par de ineptos no estuvieran incrustando sus ojos en mi persona como si trataran de escarbar un lugar muy profundo de mi alma.

Un lugar muy profundo al cual no podían llegar porque mi mente estaba prácticamente ardiendo en llamas, explotando en pedazos, siendo sacudida por mil y un pensamientos que me estaban volviendo un poco inestable.

«Hija de la lujuria»

«Caos»

«Luna»

«Arcángeles»

«Ese reflejo rojo»

Dios mío.

Casi sentía el palpitar de la sangre entrando a mi cerebro a raudales. Necesitaba tomar una siesta, sí una maldita siesta con mi suave pijama y el vientecito cálido de la secadora de pelo bajo las sábanas...

—¡Hola a todos, ya llegamos!—Grita una voz cantarina abriendo la puerta de una patada violenta que por poco me hace tocar el techo, lo cual era un tanto vergonzoso considerando el hecho de que Heather era la que estaba hablando...quizá la presencia de Harper era más justificada, o lo hubiera sido si no se hubiera doblado sobre si misma para tomar aire con las manos apoyadas en sus rodillas. Heather la estaba mirando encogida de hombros—Tuvimos que correr, pero no fue nada—Continuo haciendo una ademán con la mano antes de darle una "Sutil" patada a su hermana en el tobillo, quien gruño molesta volviendo a su pose habitual, elevando su mano en un saludo general antes de sentarse un escalón arriba del mio.

—Espero que valga la pena—Susurra soltando una exhalación brusca que adivino va dirigida en mi dirección.

Lo dejo pasar mientras observo como Heather, a diferencia de su hermana, se acerca a cada uno de nosotros para saludarnos antes de sentarse junto a mí, observar mi pinta de trapo sucio y...tenderme unos pañuelos.

Dark Demons© (Libro I) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora