Botellas De Agua Mineral.

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—¿Este viernes? ¿Es en serio?—Lloriqueó Naomi deteniéndose en su trabajo de limpiar el mostrador.

La observé desde mi lugar en un asiento frente al bar con una ceja alzada.

Ok, entendía que nadie se creyera que una chica como yo pudiera entrar a una universidad como la LCU, sin embargo no era necesario que me lo recalcaran cada segundo del santo día. Lo admito, yo también me sentía como en un sueño, pero ¡No había por qué sorprenderse tanto!

Bueno, tampoco me quejaba. Todo estaba yendo de maravilla.

Asentí en respuesta, enfrascada en mis pensamientos. Lindos pensamientos que no tardaron en ser interrumpidos por un trapo húmedo que me llego en pleno al rostro.

—¿¡Pero es que tú limpias el trasero de las personas con esto!?—Alterada tomé la pieza de tela y se la devolví a Naomi meramente asqueada.

Por otro lado, Naomi era puras flores y corazones.

—Recuérdame hacer eso más seguido —Rió volviendo a limpiar el cajero. Mmm, yami —Como te decía... ¿Se te olvida ya lo que pasa el viernes?

Mientras la miraba con rostro obvio, en mi cabeza intentaba repasar toda la semana anterior. El viernes... ¿Qué se supone que pasaba el viernes?

—Lo olvidaste—Aseguró posicionando el trapo en uno de sus hombros de forma severa.

—Pues...

—¡Noche de chicas!

Demonios.

—Naomi no creo poder...

Me detengo abruptamente al ver la mirada que trae mi mejor amiga. Me encojo sobre el taburete en el que estoy sentada y pretendo jugar con mi cutícula.

—Vamoooos, no puedes cancelarme—Siento como toma uno de mis brazos y comienza a sacudir este con euforia.

Apartando la vista de mis dedos con un suspiro, me encuentro con esa mirada de perrito abandonado que siempre logra hacerme cambiar de parecer.

Dios, no puedo creer que me haga ceder así de fácil. La verdad es que después del suceso de ayer he evitado olímpicamente salir demasiado de la seguridad de mi casa, lo cual conllevaba también eludir cualquier tipo de taxi que se me cruzara por delante. Luego de, literalmente, presenciar la desaparición instantánea de una persona, supongo que el encanto por esa forma de transporte se me ha ido un poco.

—Ky —Observo como una mano pasa en frente de mi campo de visión. Arriba, abajo, arriba, abajo.

Parpadeo volviendo mi entera atención a Naomi quién aún mantiene esos grandes ojitos verdes que me hacen suavizar la mirada.

Suspiro resignada.

—De acuerdo, iré.

Ella me contesta dando un salto y elevando ambas manos victoriosa. A pesar de ello no logro sonreír, la verdad es que aún estoy un tanto preocupada, tengo que decírselo a alguien, antes de que me arrepienta.

—Nami hay algo que...

Antes de poder continuar veo como Naomi mira sobre mi hombro y se queda hecha de piedra, ahí es cuando siento una presencia iracundo tras de mí.

Ay.

Me pongo de pie de un salto encontrándose inmediatamente con George, el dirigente del restaurante y... lamentablemente mi jefe.

—¡Dejen de holgazanear y trabajen! No les pago por parpadear —Dice con ese tono estresado que suele tener.

Río nerviosa intentando escabullirme fuera de ahí, pero ya es demasiado tarde. George ya tiene la atención puesta en mí. No tardo en ser detenida.

Dark Demons© (Libro I) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora