El Porqué Debería Haberme Quedado en Casa

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Cierra la puerta tras de mí y con otro suspiro resignado examino meticulosamente las prendas que me dio Naomi con tanta elegancia y sutileza. Lo que yo debería haber hecho cuando estas dos me llenaron el móvil de mensajes era ignorarlas, no contestarles con escusas baratas. ¿Cuándo iba a darme cuenta de que nadie se las creía?

Niego con mi cabeza y me yergo para mirar al frente, encontrándome con nada más ni nada menos que un espejo empotrado a la pared. Por reflejo aparto la mirada unos segundos antes de que una idea venenosa contamine mis pensamientos.

«¿Para qué apartar la mirada del espejo si ya te deshiciste de la amenaza tras él?»

Trago en seco decidiendo que no estoy dispuesta a averiguar eso todavía y sin más preámbulos deslizo mi cuerpo por el pedazo de tela que, como adivinarán, no me convence en lo absoluto.

Primero que todo, los pantaloncillos cortos dejaban mi trasero tan incómodo e indefenso que tuve que acomodarlos de diferentes maneras antes de que llegaran a sentirse cerca de quedarme bien. Segundo, también estaba ese otro asunto de la playera, que al primer momento de acomodarla supe que ella y yo no nos llevaríamos nada bien. Dejaba gran parte de los costados de mi abdomen al descubierto y mi sujetador parecía saludar a todo el mundo tras esas aberturas exageradamente grandes ¿Y la imaginación qué?

Salí del baño con la idea de que cuando las chicas me vieran se darían cuenta que yo no podría usar algo como eso, pero cuando aparecí tras la puerta, Naomi, no antes de examinarme hasta el alma, sonrío con el orgullo de una madre que ve a su hija graduarse. Heather, a su lado, soltó un chillido emocionado.

—Esto va a ser tan divertido—Dice para sí mientras veo a Naomi acercarse a mí con una mano en la barbilla.

—Esto —Digo tomando la camiseta con mis dedos—No va a funcionar.

—Pero si ya lo hace—Reclama Heather con fiereza como si fuera alguna clase de jurado que defiende a la participante sobre el escenario.

Naomi frunce el ceño y las siguientes palabras que salen de su boca logran sorprenderme.

—No, tiene razón. No funciona.

Guardamos silencio solo una milésima de segundo.

—¿Ah?

—Que no funciona, Kayla—Repite tomándome de los hombros con determinación y mirándome directamente a los ojos—No con ese sujetador encima —Pronuncia lentamente, como si de alguna forma predijera mi reacción.

Heather explota en carcajadas mientras yo empalidezco.

—¿Y quieres que me lo quite?—Pregunto sarcástica rezando para que esa no sea una opción.

—Exacto.

A través de mis oídos vuelvo a escuchar la risa de Heather y Naomi vuelve a empujarme al baño sin dejarme luchar si quiera por mis derechos mientras vuelve a balbucear algo de quemar mi sudadera. Así que amenazada y adiestrada por estas dos, no me queda más remedio que seguir sus instrucciones al pie de la letra.

No concuerdo con Heather, esto no será divertido en lo absoluto. Al menos, no para mí.

OOO

—Naomi —La llamo.

—Kayla, mantén la boca cerrada.

—Pero es que...—Mi mente se debate entre decir las palabras que se encuentran atoradas en mi garganta o quedarme en silencio. Me inclino por la primera—Tengo un poco de frío.

Eso había sido una mentira descarada, porque "poco" era quedarse cortos, estaba que me cagaba del frío. Y por si fuera poco, había viento, y eso significaba que tenía que sostener de ambos lados la camiseta evitando así que algo indebido se asomara bajo la tela. Heather me había asegurado que si eso llegara a pasar se encargaría de borrarle la memoria a cada persona que había en la fiesta, pero eso no me había tranquilizado en lo absoluto. Yo no iba a esa fiesta a impresionar y mucho menos a darle una lección a alguien, yo ya había tomado la decisión de no hundirme a mí misma y así era como se iba a quedar.

Dark Demons© (Libro I) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora